Tiene la palabra juego unas connotaciones que le hace amante perfecto para unos y una especie de entidad prohibida para otros. Pero en ambos mundos existe y está, quienes la temen tienen una tendencia conservadora, más bien activa a seguir las reglas marcadas desde antaño y normalmente suelen ser poco amantes del juego, por los significados y conceptos que conlleva éste, novedad. Quienes la aman están en el campo contrario, enamorados del riesgo, aventureros deseosos de conocer y vivir nuevas experiencias, poco amigos de las normas establecidas porque sí, exploradores de lo nuevo, de lo que está por venir.
El juego de por sí es una palabra que simplemente su escucha nos invita a la acción y a la diversión, y esto es muy importante sino hay diversión no estamos jugando, será otra cosa en la que estaremos accionando, pero desde luego no es un juego. Accionando es como vamos a ir descubriendo tanto nuestras capacidades como nuestros limites, gracias a enfrentarnos a situaciones no habituales donde el factor riesgo o miedo, que no es otro que el desconocimiento de nuestra reacciones ante algo nuevo que no controlamos, va a estar presente. Pero no debemos olvidar que para no traspasar límites que nos puedan hacer perjudicar, estaremos dirigidos por expertos en la materia que nos van pautando para obtener el resultado marcado.
Va a ser a través del juego como vamos a entablar una relación de cercanía y cariño con nosotros mismos, en una observación minuciosa y detallada que nos va a permitir con disciplina y trabajo un conocimiento palmo a palmo de quienes somos realmente, encontrando aquellas alternativas que nos ayudarán a construir los resultados que se buscan. Tomando conciencia de nuestro cuerpo para poder tomar elecciones que se nos indicarán si son acertadas o no, con objetivos claramente definidos, para poder tomar acciones igualmente definidas una vez recopilada toda la información, que nos van a llevar por senderos sobre los que podemos caminar con el bagaje adquirido y poder enfrentarnos a situaciones desconocidas. De esta forma podremos ir midiendo cada poco para ver cómo de lejos o de cerca estamos del objetivo marcado, lo que nos va a permitir corregir allí donde nos hallamos equivocado y seguir desarrollando el proceso en aquellos puntos que sean acertados.
Todo juego exige un compromiso por parte de los participantes, una determinación clara y definida de qué tenemos y hacia dónde se va, con todas las preguntas respondidas, para poder tomar acciones dirigidas que junto a estrategias y herramientas vayan definiendo en un proceso continuado una Marca Personal.
Como herramienta lúdica el juego es el gran anfitrión, el comodín que está pendiente de todos y de todos consigue su máximo rendimiento, la satisfacción de sacar a flote y exprimir todo el potencial que cada individuo lleva dentro, y gracias entre otras a que en el juego las reglas existen para ser modificadas según las circunstancias del momentos. Porque dentro de la acción del juego lo que importa es el aprendizaje mediante la diversión, por eso mismo es importante que las reglas sean mínimas y también que sean moldeables, para simplemente conseguir objetivos.