Hoy voy a hacer trampas. Normalmente en esta sección hablo de juegos que me han marcado hace unos añitos, intento explicar por qué fue así, y de paso os cuento alguna batallita de cuando era más joven e inocente... pero con Psychonauts tengo un problema: A pesar de que estamos hablando de un juego de la generación de PS2, yo lo juegué hará, como mucho seis meses en PC, gracias a uno de los maravillosos Humble Bundle que, a diferencia de otras propuestas similares, siempre traen juegos de calidad.
Así que no esperéis historietas del joven Leni y sus consolas antiguas ni del mucho tiempo libre que tenía antes (ese que ahora compraría con gusto), ya que este "Juegos Inolvidables" sucede en la actualidad: Un tío hecho y derecho, con vida cuasi adulta, muchas responsabilidades y mucho juego pendiente, que coge un juego de 2005 y lo disfruta como si siguiera siendo un chavalote inocente, con ganas de dar saltitos y de disfrutar de una trama aparentemente infantiloide.
Contar historias es difícil. Contarlas bien es muy difícil. A todos nos han pasado cosas maravillosas, y tenemos millones de pensamientos en la cabeza que podrían valer millones, pero a la hora de estructurar todo eso, de darle forma y montarlo para que resulte interesante a otras personas, la mayoría fallamos. Hay que tener muchos factores en cuenta, saber manejar el ritmo, aportar confianza en tu historia (y que se note), y tener los huevos de decirte a ti mismo: "Oye, esta parte es una mierda, hay que mejorarla". También tienes que conocer a tu público, y, ya si eres un genio, construir la historia de tal forma que distintas personas perciban matices distintos dependiendo de su condición.
Tenemos un montón de ejemplos de esto en el mundo audiovisual: Hora de Aventuras, Bob Esponja, casi cualquier cosa de Píxar...obras que aparentemente están enfocadas a un público infantil, que disfruta enormemente de ellas, pero que vistas por un adulto atento adquieren una magnitud distinta. También hay productos así en el mundo de los videojuegos, por supuesto, y Psychonauts es uno de los mejores ejemplos posibles.
Y es que la obra de Tim Schafer, a nivel jugable, no es más que un plataformas en 3D más bien clasicote. No me toméis esto a mal, esto no es malo, ni mucho menos. Psychonauts bebe de todos esos títulos que reinaron durante dos generaciones y que han caido en el olvido, centrado su público mayoritario en pegar tiros en guerras pseudorrealistas. El género que creó Mario 64 y que perfeccionó Rare con los Banjo Kazooie llega a su cúspide en esta obra: Distintos mundos, muy variados y distintos entre sí, poderes/items a conseguir que desbloquean zonas y lugares antes inaccesibles, mogollón de coleccionables para fomentar la exploración y el completismo...todo bien hecho, bien puesto, con un exquisito sentido del ritmo, y guiado por una de las tramas más sorprendentes que he visto jamás. Y no tanto por qué cuenta, si no por cómo lo cuenta.
Volvemos a los matices, porque ahí reside gran parte del encanto de este juego: La historia es sorprendente si, y original si miramos a lo que nos tenía acostumbrado el género: Estamos en una especie de campamento para jóvenes con aptitudes psíquicas, y nuestro protagonista es un tipo muy bueno, con un gran potencial y, por qué no decirlo, bastante poochie. Pero todo lo que le rodea tiene un toque distinto, y ya pronto en el juego podemos notar esas diferencias con otros juegos.
Que las distintas fases transcurran en la mente de distintos personajes que conocemos durante la historia es raro. Que estas fases consigan adaptar los complejos, las inseguridades y los miedos de dichos personajes a un plataformas, lo es más aun. Y aquí se consigue de sobra. Aspectos psicológicos como el bagaje emocional, el stress, la censura del subconsciente y los traumas en general se presentan como meras propuestas jugables que aceptamos sin darnos cuenta y que se nos tornan familiares y comprensibles desde el primer minuto. Convertir un viaje a la psique humana en un juego divertido para toda la familia es algo que, pensándolo mucho, tiene ya un mérito acojonante.
También tiene mucho mérito crear un montón de personajes desequilibrados, y conseguir que el conjunto cuaje y de como resultado un plantel que yo personalmente recordaré durante mucho tiempo. Es difícil no sentirse identificado con alguno de los chavales del campamento, cada uno con sus personalidad y sus problemas derivados, y es más difícil aun no querer a los personajes principales de la historia, más aun pudiendo ver lo que pasa en sus cabezas. Nada te hace empatizar más con un personaje que abrir una puerta oscura dentro de su cabeza y ver como esconde sus demonios al resto del mundo. Cada coleccionable que encuentras es un pasito más para conocer quienes son esos frikis que te cruzas durante tu aventura, y te hace comprender cómo han llegado a ser lo que son.
Hay montones de momentos únicos en Psychonauts, y cualquiera que lo haya jugado los recordará para siempre: Milkman, la fase psicodélica mexicana, el tablero de estrategia de Bonaparte, la relación entre Sasha y Milla, la mente del hombre pez...historias para llenar un juego entero cada una, acompañadas de una jugabilidad cuasi perfecta dentro de los parámetros del género: Puede que la cámara no sea perfecta, puede que los gráficos ya chirríen un poco, pero Psychonauts es tan disfrutable ahora como lo fue en su salida, y es un clásico instantáneo para cualquiera que lo juegue. No os dejéis llevar por las apariencias, ni porque sea un juego lleno de bordes y polñigonos: Es difícil que vayáis a jugar algo mejor.