
MAR DEL NORTE: Hoy tenemos un ejemplo más de las grandes pifias bélicas de la Segunda Guerra Mundial. Después de presenciar como dos submarinos ingleses se torpedeaban entre ellos mismos o como la RAF derribaba más aviones propios que enemigos, hoy le toca el turno a la Luftwaffe y a la Kriegsmarine, unidas por igual en todo un ejemplo de incompetencia militar. Al amanecer y como parte de las operaciones navales germanas contra el tráfico entre Inglaterra y Noruega, parten seis destructores con la misión de capturar barcos ingleses en la costa de Dogger. Cuando el destacamento naval navegaba cerca de las islas frisias, una escuadrilla de He-111 los avista. Los pilotos nazis debieron creer que eran ingleses, pues de inmediato se abalanzaron contra ellos y los atacaron con todo lo que tenían. Solo podemos imaginarnos la enorme sorpresa de los marineros germanos cuando vieron a sus propios aviones atacarles. No debieron funcionar muy bien las comunicaciones, pues pese a las llamadas de auxilio, la Luftwaffe continuaba su ataque. En un intento de escapar, dos de los destructores, el Max Schultz (en la foto de la derecha) y el Leberecht Maass, tratan de huir mar adentro. Pero desde luego, la suerte no debía acompañarles ese día: acaban metiéndose de lleno en un campo de minas británico. Lo que vino a continuación es previsible: los dos destructores y la mayoría de sus tripulantes acabaron en el fondo del mar. Tras esta increíble pifia, el OKM decide suspender sus operaciones con destructores en el Mar del Norte.ATLÁNTICO NORTE: Al menos los U-Boat defienden el honor de la Kriegsmarine. Durante la madrugada, el U-23 echa a pique definitivamente al mercante inglés Loch Moddy, que quedó gravemente dañado ayer pero no acababa de hundirse. Al oeste de Protugal, el U-50 torpedea y hunde al petrolero British Endeavour (4.580 tn.), perteneciente al convoy OGF-19.
LONDRES: Una bomba del IRA hace explosión en la capital británica, en concreto en Oxford Street, hiriendo de gravedad a siete personas. En otro orden de cosas, el Primer Ministro Australiano Robert Menzies envía una carta al gobierno inglés sugiriendo que cuando se derrote a Alemania no se le deben imponer condiciones demasiado duras, ya que probablemente Occidente tenga que hacer un frente común contra la URSS.
