ORACIÓN
Oh Jesús mío, te ruego por toda la Iglesia:
concédele el amor y la luz de tu Espíritu
y da poder a las palabras de los sacerdotes
para que los corazones endurecidos
se ablanden y vuelvan a ti, Señor.
Señor, danos sacerdotes santos;
Tú mismo consérvalos en la santidad.
Oh Divino y Sumo Sacerdote,
que el poder de tu misericordia
los acompañe en todas partes y los proteja
de las trampas y asechanzas del demonio,
que están siendo tendidas incesantemente para las almas de los sacerdotes.
Que el poder de tu misericordia,
oh Señor, destruya y haga fracasar
lo que pueda empañar la santidad de los sacerdotes,
ya que tú lo puedes todo.
Oh mi amadísimo Jesús,
te ruego por el triunfo de la Iglesia,
por la bendición para el Santo Padre y todo el clero,
por la gracia de la conversión de los pecadores empedernidos.
Te pido, Jesús, una bendición especial y luz
para los sacerdotes,
ante los cuales me confesaré durante toda mi vida.
(Santa Faustina Kowalska)
El sacrificio de la Santa Misa se ofrece a Dios para cuatro fines: 1º., para honrarle como conviene, y por esto se llama latréutico; 2º., para agradecerle sus beneficios, y por esto se llama eucarístico; 3º., para aplicarle, para darle alguna satisfacción de nuestros pecados y para ofrecerle sufragios por las almas del purgatorio, por lo cual se llama propiciatorio; 4º., para alcanzar todas las gracias que nos son necesarias, y por esto se llama impetratorio.
PAPA FRANCISCO
La alegría de la paternidad pastoral
Miércoles 26 de junio de 2013
Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 26, viernes 28 de junio de 2013
La gracia de la paternidad. Fue el tema en el que se centró el Papa Francisco en su homilía del 26 de junio. Destacando que «todos nosotros, para ser maduros, debemos sentir la alegría de la paternidad». Un tema —añadió a continuación— que es válido también en el caso del celibato sacerdotal, porque «paternidad es dar vida a los demás»: para los sacerdotes será, por lo tanto, «la paternidad pastoral, la paternidad espiritual», que es siempre y de todas formas «dar vida, convertirse en padres».
El Papa Bergoglio hizo referencia a las lecturas del día, deteniéndose sobre todo en la primera, del libro del Génesis (15, 1-12.17-18), que habla de la alianza de Abrahán con el Señor. Nuestro padre en la fe —explicó— «sentía que el Señor le quería mucho, que le había prometido muchas cosas, pero sentía la necesidad de un hijo»; percibía dentro de sí «ese grito propio de la naturaleza: yo quiero tener un hijo». Entonces —recordó el Pontífice— habló con el Señor de su «deseo de convertirse en padre». Porque «cuando un hombre no tiene este deseo» hay algo que falta en él, «algo no funciona».
La paternidad de Abrahán se ve de nuevo en otro episodio: el momento «muy bello en el que prepara el sacrificio: toma los animales, los divide, pero llegan las aves rapaces. Y a mí me conmueve verdaderamente —reconoció el Papa— ver a este hombre de noventa años con el bastón en la mano que defiende el sacrificio, que defiende lo que es suyo». Se trata de una imagen que el Papa Francisco asocia a la de «un padre cuando defiende a la familia», de «un padre que sabe» qué significa «defender a los hijos». Y ello —prosiguió— «es una gracia que nosotros sacerdotes debemos pedir: la gracia de la paternidad pastoral, de la paternidad espiritual».
Nosotros los laicos ofrezcamos por medio del Corazón Divinísimo de Jesús, al menos los días Jueves que están dedicados a la Sagrada Eucaristía y a los Sacerdotes, en la unidad con el Sumo y Eterno Sacerdote que conceda esta gracia a sus hijos prdilectos del mundo entero, a los que Él llamó a lo largo de los siglos…
Dijo Santa Catalina de Siena : he elegido a mis ministros para vuestra salvación, a fin de que por ellos os sea administrada la sangre del humilde e inmaculado Cordero, mi Hijo unigénito” (Diálogo N° 110: 257-258).
Dios te Bendiga, Hoy, Mañana y Siempre.