Esperaba ¡Y mucho! el nuevo juego de Splash Damage y Bethesda. En esta generación de shooters, la saga Call of Duty ha conseguido tenerme enganchado con su online y aunque tenga más juegos por ahí, a veces regreso a echar unas partidas. Brink era, para mí, un shooter online muy divertido que añadía clases y novedades interesantes al género. Sí, pero no.
No sólo COD me ha dejado un gustirrinín positivo con esto del online, también Borderlands, título que me hice con el bueno de Agonz y con el que me lo pasé teta. Este Brink llegaba con la propuesta de cooperación+destrucción y eso molaba de cojones. Además traía ese feeling, digamos “revolucionario” (entiéndase que esto de “revolucionario” se usa tanto en videojuegos como “soy una persona muy sincera” en Mujeres, hombres y viceversa… y nunca es verdad del todo…panda de putill@s calenturient@s) que me hace fijarme en él.
Si bien este año ha sido una mierda en lo que a J-RPGS se refiere, sí que es verdad que las esencias de estos, además de los de corte occidental, se han ido de paseo por otros géneros. Brink ha esnifado (y bien) estos olores, contando con leveleo, con clases que obtienen sus propios bonus a medida que subes de nivel, con una buena personalización donde destaca que el diseño de tu constitución afecta a tus movimientos y con la elección de objetivos durante la propia partida, dejando lo de matar como algo aparte; sí, sí, como un RPG, sólo que en vez de buscar a la princesa y de paso mátame esas ratatopos (angelitas, qué culpa tendrán ellas si la naturaleza las ha hecho princesófagas), aquí tienes que escoltar al científico Kasaldinellof ¡¡¡ES EL ÚNICO QUE PUEDE SALVAR LA REVOLUCIÓN!! mientras pasa entre las oleadas de enemigos… que digo yo, Kasaldinellof, ya podías haber ido por otro lado.
El planteamiento es, por lo tanto, muy atractivo, todo eso unido con un sistema de parkour, que si bien no afecta al juego de una manera natural (te tienes que acordar que puedes hacerlo, sino corres para adelante y a otra cosa… ¡como una majestuosa ratatopo culona! tampoco pueden saltar, la naturaleza es cruel…) está bien ahí, aunque me gustaría que hubieran implementado una combinación de hacer el cabra tipo spiderman, pero friendo culos de paso, e incluso añadiendo algún comando de hit and run más efectivo que el pobre “golpe corporal” que tiene Brink, que por cierto, es un engorro… con lo que era yo de dar puñaladas en el COD…
Con todas estas ideas, nace Brink ¡Y las ideas son atractivas! El juego, además, es bonito y su estilo plastilinesco es muy chulo ¿Entonces por qué si, pero no? Pues realmente por el mismo motivo por el que Borderlands, también sí pero no. Me gustaría llamar a lo siguiente “el factor amistad” y lo explicaré con una conversación que tuve con mi editor en Gamestribune, el señor Mozkor. Resulta que a GT les llegó la versión review para analizarlo y Bethesda citó en la red a desarrolladores y a analistas para catar el juego, en esas partidas, a mi querido Moz el juego le dejó un tanto frío, le planteó más dudas que sonrisas. Sin embargo, con el paso del tiempo (me decía ayer por twitter) cogió a unos colegas y se puso a jugar con ellos y el título le empezó a molar. Es el factor amistad. Brink es un juego del que podréis leer muchos análisis e, injustamente, así os lo digo; veréis que hay notas malas al respecto, pero en otros sitios descubriréis que las tiene muy buenas. Tras echar las dos primeras partidas te das cuenta de por qué varía tanto la experiencia de los redactores.
El sistema online de Brink consiste en poner a un puñado de guerreros en un bando y a otro montón en otro ( lo sé ¿¿Cómo se les habrá ocurrido?? ) en un escenario donde hay varios objetivos que se desbloquean en función de la clase elegida( médico, ingeniero, espía y soldado). Hay misiones que valen para todos, como “defiende el fuerte” o misiones específicas como “resucita al compañero caído más cercano”. Yo ya, con este planteamiento, me pongo cachondo peeeeeeeero luego descubres que la mitad de la gente de la partida son bots de la máquina ¿por qué? ¿por qué? -clamó agobiado – ¡me siento solito en este mundo virtual! ¡oh, -introduzca aquí personaje principal de película de Disney – ¿por qué no puedo tener un amigo fiel? Porque no hay tanta gente con el título como los que juegan a COD; entonces claro, te pones a jugar, sí, te lo pasas bien pero te hace falta ese puntito de joder a alquien de carne y hueso (Sólo Bender prefiere joder bots)
Esta sensación se hizo máxima cuando, en una partida, me dieron la orden de proteger una caja fuerte del enemigo. Con lo que ahí fui yo con mi ingeniero, puse una torreta y una mina para defender mi objetivo y me escondí a lo camper malo “¡¡Menuda se va a liar!!” – me digo; pero no se liaba nada ¿por qué no venían los enemigos? Entonces descubro que uno de mis aliados, controlado por la máquina, parecía estar deleitando con su miembro a una inocente columna (que se hizo mayor antes de lo esperado), atrancado sin avanzar . Ahí es cuando me llegó la revelación: si quieres jugar a Brink, hazlo con amigos contra amigos, sino la experiencia se vuelve muy artificial.
Por eso pienso que aunque no le vaya ahora bien en ventas al título (que espero que sí, que los de Bethesda me caen muy bien) sí creo que va a vivir una segunda juventud cuando baje un poco de precio y eso de “oye, ¿nos pillamos cuatro juegos para machacarnos el online?” se pueda dar sin que le de un cancer a nuestros bolsillos; porque con un colega de cada clase, dándole al online, la cosa mejora que es una barbaridad. El factor online es tan poderoso (y acertado) que hasta en el modo historia te siguen personas jugando en online y hay que derrotar al bando contrario (también controlado por humanos, o bots ) para avanzar. Sublime idea. En definitiva, un juego que aglutina muchas buenas ideas, quizás el control debería depurarse un poco más y mucho más la IA de los bots si contaban con meter tantos en las partidas online; pero si tienes la oportunidad de pillarlo con colegas, descubrirás el por qué es tan importante el online en las consolas.
La valoración es….
Con amigos, genial:
Solo….