Ayer por la tarde mientras Currito y el Currante se tragaban el Real Madrid - Barcelona, Currita y yo nos montamos un hospital con cafetería .En sólo dos horas tuve anginas, un brazo roto, una herida de 44 puntos en una pierna y ganas de gomitar.Lo cierto es que nos lo tomamos tan en serio, que al final Currito mandó a paseo a su equipo y vino a salvar a su mamá que, tras pisar una cáscara de plátano se pego el leñazo de su vida y había que hacerle una intervención urgente. Vamos que, con rotulador en mano me pintó una cicatriz desde el tobillo a la rodilla. Y tan feliz.- A ver ahora como te quitas eso mami, que ese retu verde es de los que no se borran - me dijo Currito.- ¡Puez zi ze quita! Con agua y jabón - le replicó Currita.
Después del partido y de tanta enfermedad, el Currante se bajó a los cachorros a la piscina. Me pude quedar un ratito en paz, leyendo sobre Suárez y sobre las marchas del día anterior en Madrid. Cuando me cansé de tanta historia y tanta frustración, decidí bajar a darme un baño. Cogí las llaves, las gafas de sol, y en un periquete estaba en el ascensor de palique con algún vecino que también bajaba a la piscina.Reconozco que no noté ninguna mirada extraña ni ningún comportamiento que me hiciera dar cuenta del ridículo que estaba haciendo. Sólo cuando llegue a la piscina y escuché a Currito:- ¡¡¡Mamiiiii te has dejado la cofia de enfermera!!!Mierda… Miré hacia el suelo y por supuesto mis pantalones cortos dejaban al descubierto mi súper cicatriz de tobillo a rodilla hecha con retu verde… Así que, como quien no quiere la cosa me quite el sombrerito de enfermera y me tiré al agua. Disimuladamente froté mi pierna para dar finiquito a la cicatriz verde pero, fue peor el remedio que la enfermedad. Si. Cuando salí del agua mi pierda y mi mano parecían las de Shrek, verde que te quiero verde...