Revista Diario

Jugando al memory. Aprendiendo a perder (y a hacer trampas)

Por Sandra @sandraferrerv

Jugando al memory. Aprendiendo a perder (y a hacer trampas)Cuando los Reyes Magos trajeron a mi pequeña princesa una caja enorme con dos puzzles, un dominó y un memory, pensé que estos dos últimos tendría que dejarlos guardados mucho tiempo dentro de la caja. De nuevo subestimé a mis pequeños en un nuevo ejercicio de negación del paso del tiempo. Si, ya no tengo bebés, ya tengo dos personitas que hablan, piensan y razonan, a su nivel, pero lo hacen. Y yo a menudo no me doy cuenta de ese paso inexorable del tiempo.La cuestión es que hace unas semanas mi pequeña princesa se empeñó en jugar al memory y yo pensé que aquel capricho dudaría bien poco, que cuando viera que no entendía muy bien las reglas del juego, se cansaría y volvería a peinar a sus muñecas. De nuevo me equivocaba. De mi pequeño gran hombre ya me esperaba que jugara con bastante soltura pues sus más de cinco años lo garantizan. Pero con tres años recién cumplidos, mi pequeña princesa nos dio una lección a todos. Ni que decir tiene que yo aún no he ganado ninguna partida y el duelo entre hermanos está más que reñido. Con este sencillo juego estamos aprendiendo a aceptar la derrota, algo no siempre fácil por parte de ninguno de los dos, que a menudo no dudan en hacer una que otra trampilla levantando como quien no quiere la cosa la ficha que les queda más cerca o saltando el turno de mamá que aprovecha la ocasión para cerrar momentáneamente los ojos.Vamos, que el próximo santo o cumpleaños tendremos que empezar a visitar los estantes de juegos de mesa, previa terapia contra la derrota y las trampas, por supuesto.

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