Revista Salud y Bienestar

¿Jugar a ser médico?

Por Jas

 ¿Jugar a ser médico?

En los tiempos que corren, la profesión de médico no es precisamente una de las que pudieran considerarse más ventajosas, aunque esto dependería muy mucho del país donde la ejercieses.

Es el caso del nuestro, en el que a diario hemos de lidiar con situaciones que, por cronificadas, le confieren un regusto amargo a la labor.-. Con sueldos que no compensan ni la responsabilidad, ni tampoco los esfuerzos. España sería, actualmente, uno de los países que peor remunera a sus sanitarios, en el contexto de la unión europea.-. Precariedad contractual.
-. Brutal sobrecarga de trabajo
-. La peligrosidad y el estrés que supone el escaso tiempo del que se dispone, para atender a cada paciente.
-. El deficitario número de profesionales, por cierto, en aumento, que obliga al médico a asumir, a mayores de un cupo ya sobredimensionado, los de otros médicos ausentes, que no pueden ser reemplazados.
-. Nula protección: sirva el ejemplo de saber, que, durante la Pandemia, nuestro gobierno no quiso declarar esta enfermedad como accidente laboral, en los casos en que los afectados fuesen sanitarios. Hasta la OMS hubo de intervenir.
-. Nulas ventajas sociales: apenas se propicia la conciliación de la vida laboral con la familiar; de entre todos mis amigos, seré yo, con toda probabilidad, el que más tarde podrá jubilarse…
-. Para colmo, a todos estos males, aunque también a otros, desde reciente se vino a sumar la inadecuada praxis de algunos políticos que, para protegerse de sus endémicos errores de gestión, pretenden utilizarnos a modo de parapetos, proyectando la furia del personal hacia nosotros. Sirvan, a modo de ejemplo y en ese sentido, las recientes declaraciones de la presidenta Ayuso, hablando de boicot, precisamente cuando lidiábamos con la parte más exigente de la Pandemia, que nos situó al borde del colapso.

Quizá por todo esto pueda explicarse que pasásemos de los aplausos en los balcones, de principios del 2020, a, en el mejor de los casos, los desapegos, las críticas y calumnias que han caracterizado a la segunda parte de esta pandemia, que, ya os digo, no se justifican, en absoluto, ni en la dejación, como tampoco en la relajación del desempeño de nuestras responsabilidades, más al contrario.

No puedo negar mi pesar, aunque tampoco mi sorpresa: fue tanta como la que me llevé al encontrar esta imagen en las redes: la de un juguete infantil para jugar a los médicos, en el que se alternan elementos propios de la profesión, con otros de carácter más "defensivo".


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