Bajar a jugar a la calle es una actividad que los niños de hace unos años disfrutaban sin que pareciera algo extraordinario. Hoy en día, especialmente en las ciudades, es casi un privilegio contar con una zona verde cerca de casa a la que ir a jugar con los niños.
La proliferación de video consolas y juegos similares ha creado una cultura sedentaria que muchas veces fomentan los propios padres, y es que es más fácil y rápido que el niño se siente delante de la tele o del ordenador que tener que ir al parque.
Pero hay que tener muy presentes los beneficios de jugar al aire libre para el desarrollo del niño.
Beneficios de los juegos fuera de casa
En primer lugar el juego fuera de casa lleva asociado un incremento de la actividad física, los niños corren, saltan, trepan... no paran de moverse algo básico para su crecimiento y para evitar problemas tan comunes hoy como la obesidad. Con el juego al aire libre los niños además desarrollan mucho más sentidos como la orientación, además de los básicos como vista, el olfato o el tacto. Pensemos que en la calle están expuestos a estímulos de todo tipo lo que amplía su abanico de experiencias sensoriales, esto es mucho más importante si hablamos de bebés.
Otro gran ámbito que se desarrolla con el juego al aire libre es el que tiene que ver con la imaginación y la creatividad. Lejos de video juegos y televisiones a los niños no les queda más remedio que imaginar mil y una situaciones, así un árbol es el enemigo a abatir y un tobogán se convierte en una pronunciada montaña. Los juegos surgen casi de forma espontánea y en una hora han puesto a trabajar su cerebro más que en toda una tarde viendo la tele.
Hay que tener muy en cuenta el apartado social, al aire libre, especialmente en el parque, se establecen relaciones con el resto de niños fuera de un ambiente más estricto como es el de la escuela. Los niños trabajan así sus relaciones interpersonales conociendo las reglas de la adecuada convivencia y forjando nuevas amistades.
El Medio Ambiente, la Naturaleza y los niños
Jugar al aire libre implica estar en contacto con el medio ambiente y si en lugar de en el parque jugamos en amplias zonas verdes o existe la posibilidad de ir al campo, este contacto se incrementa y el niño aprende el respeto por la naturaleza y la importancia de conservarla. Estas salidas y juegos al aire libre se pueden completar además con bicicletas, patines u otro tipo de elementos que permitan al niño desarrollar más su parte física a la vez que se divierte.
Por todo ello es importante que, si bien no podemos estar todos los días en contacto con la naturaleza, intentemos al menos acercarnos con los niños al parque más cercano y dejar que disfrute expresándose a través del movimiento y del juego. También podemos intentar salir una vez a la semana de excursión, que el niño conozca otra realidad más allá del cemento del asfalto.