El juego es una habilidad y una necesidad de todo ser humano. Las personas jugamos a lo largo de toda nuestra existencia. Incluso los bebés se entretienen jugando antes de nacer, mientras flotan tranquilos dentro del vientre de sus madres. Todos conocemos la importancia que tiene el juego, pero cuando hablamos de los niños, es aún más importante.
Desde la primera infancia el juego permite a los peques ir conociendo el mundo que les rodea. A través del juego libre experimentan, relacionan, se estimulan... Mientras se divierten descubren sonidos, formas, colores, tamaños, texturas... Y es que el juego ha de ser así: espontáneo, libre, a su ritmo.
Todos somos diferentes, nuestros pequeños también. Cada bebé, cada niño, cada niña aprenden y se divierten a su manera, sobre todo cuando son chiquitines. ¿Qué mas da que pongan el circulo pequeño primero y luego el grande? ¿Qué en lugar de encajar las piezas lo que hacen son torres con ellas? ¿Qué hay de malo en que no sea el primero en acabar un puzle? Nada de eso es importante. Simplemente juegan y aprenden a su ritmo. Ha de ser así.
Crecer no es ninguna carrera. Y es que, como bien dicen mis amigos de Fisher-Price "cuando dejamos que nuestros niños descubran el mundo a su ritmo y a su manera, suceden grandes cosas."
Entonces... ¿qué? ¿jugamos?
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