Yo iba parloteando con Marta Ramblas abajo cuando aquella señora se me plantó justo delante. La miré con curiosidad, en sus manos sostenía un cartel que ya había leído antes en el mundo online: "Abrazos Gratis". Youtube está lleno de experimentos de este tipo, que a mí en absoluto me incomodan, así que decidí tomarme un momento para abrazar a una extraña.
- ¡Sí, claro! ¿Por qué no? -contesté mientras le respondía a su abrazo. Al rodear aquel cuerpo me acordé en seguida del día en que un tipo iba haciendo el ganso, también por Las Ramblas de Barcelona, mientras una pareja compinchada pretendía abrirme el bolso. No tuvieron éxito, pero no pude evitar aquel recuerdo.
Así fue como abracé a esta primera desconocida, con un ojo en mi mochila y otro en la gente que pasaba alrededor. Solo bastaron dos segundos de contacto para entender que en ella no existía mala fe, de hecho me di cuenta que no era la única persona ofreciendo cariño desinteresado.
-Somos un grupo de Castelldefels, nosotros intercambiamos conocimiento (algo así como un banco de tiempo) pero de vez en cuando nos gusta salir juntos a hacer locuras como esta -contaba un chico que más tarde se identificaría como Pablo- También estamos haciendo ejercicios de contacto visual, ¿te atreves a probarlo?
Mirar a los ojos, una forma de comunicación no verbal cuya interpretación depende mucho de cada cultura. En Asia puede suponer una amenaza; si eres mujer y estás en algún país árabe, mejor no fijes la mirada en ojos masculinos. Pero en occidente, quien no mira a los ojos a la otra persona mientras habla, algo esconde. Mirar a los ojos se convierte en un acto de transparencia, de interés por el otro e incluso de seducción. Una vez más, ¿por qué no?
-¡Hola! Yo me llamo Beatriz, ¿y tú? ¿Qué otras cosas hacéis en este grupo?
-Shhh, no se puede hablar, mírame a los ojos en silencio -me dijo una jovencita que se presentó voluntaria a mantenerme la mirada durante un minuto. Más bajita que yo, de pelo largo y rizado y ojos castaños, me cogió de las manos y fijó sus ojos en los míos. Mientras la miraba me acordé de las cientos de veces que he jugado de pequeña a este mismo juego con otros niños y una sola premisa, la de no reír; duraba muy pocos segundos y siempre era yo la que perdía. Sonreí por el recuerdo pero la chica empezó a ponerse nerviosa. Me centré entonces en ella, en observar sus ojos, pero se despistó un par de veces y dio por finalizado el contacto visual.
-¡Uf, tienes una mirada muy intensa! -no llegó a quedarme claro si aquello era bueno o malo, enseguida Pablo me robó la atención al contarme cosas muy interesantes acerca de esta red de intercambio de conocimientos. Tras una breve charla, me pidió despedirnos a su manera, con un contacto visual entre ambos.
[...]
Sostener la mirada es un acto íntimo que a los extraños se les regala en pequeñas porciones. A la chica le di mi mirada, desinteresadamente. De él recibí la suya. Hubo un hecho diferenciador, y es que de la una no sabía absolutamente nada hasta justo el momento de iniciar el experimento, pero de él sí, conocía su voz y habíamos charlado un tiempo prudencial. ¿Experiencia? ¿Empatía? Nos leímos en una primera impresión que duró segundos pero allí seguíamos, mirándonos. Solo habíamos compartido cinco minutos previos al ejercicio y no le conocía de nada, ¿qué más me podían contar aquellos ojos? Comprendí que hay técnicas para aguantar la mirada sin entrar muy adentro, seguimos manteniendo el contacto visual pero ya no había una transferencia de emociones así que fui yo la quien dio por finalizado el ejercicio.
Antes de proseguir con mi camino, Pablo me volvió a hablar, ya con su cuerpo en una postura más convencional.
-Me he acordado de Jessica Walker, una mujer que hace teatro experimental y que utiliza esta técnica en sus actuaciones. Como ella dijo en una ocasión tras finalizar (o como yo recuerdo que él me dijo que ella dijo)
Me llamo Beatriz Lizana y tengo un trastorno que me requiere vivir en constante movimiento. Tengo el gen de la curiosidad hiperdesarrollado, menos mal que he descubierto que jugando con las palabras y las imágenes logro cierta estabilidad. ¿La cura? El viaje como parte de la vida y este blog como excusa para canalizar esos ataques de curiosidad.