Como no creo que los diferentes juzgados se pongan de acuerdo, hay que pensar que se trata de una sorprendente coincidencia. Estos días tienen un marcado protagonismo judicial: la trama Gürtel, el caso de los ERE, el manejo de tarjetas negras o la fraudulenta salida a Bolsa de Bankia.
Son casos diferentes con un denominador común: el dinero, que es un “poderoso caballero” como sentenciara Quevedo.
Corresponden a unos años ya pasados aunque recientes, reflejan una sociedad casi estructuralmente corrompida en una época de cierto enloquecimiento colectivo.
Lo mejor que se puede desear es que los juicios acaben pronto, que paguen su culpa quienes sean culpables y que ojalá no se vuelva a repetir esa detestable coyuntura. No será fácil.