«Baja la correa y apunta a la chica con el dedo.
—¡Eres mi mujer, tú! ¡Y hago contigo lo que me da la gana! ¡Te voy a moler a palos! ¡Porque quiero! ¡Porque yo quiero! ¡Vas a aprender, tú!» (pág. 64)
Julián Ibáñez: "Sindy la colegiala" (#Bellón 2)
El escritorNació en Santander en 1940. Estudió interno en el Seminario de jesuitas de Carrión de los Condes. Que un niño estudiase en un Seminario religioso no era inhabitual en la España franquista. Los hijos de labradores y, como en el caso, de Julián, de perdedores como sus padres de la reciente guerra civil que se las veían canutas para poder dar de comer a sus hijos al haber sido apartados de los puestos que ocupaban durante la República. Los padres de Julián Ibáñez eran maestros republicanos y el franquismo laminó a ese gremio, y entregó la enseñanza a las congregaciones religiosas. Pese a esta formación en el seno de los jesuitas, el autor de "Sindy la colegiala" siempre se ha confesado ateo.Su formación universitaria lo fue en el campo de las Ciencias en la Universidad de Valladolid. Ya en Madrid se formó en la Escuela de Cine en escritura de guiones cinematográficos.Antes de asentarse en la capital de España trabajando profesionalmente en la industria del Cine como meritorio, ayudante de dirección, y escribiendo guiones, dice de sí mismo cuando es preguntado que se pasó 12 años viajando y viviendo por Europa, ocupado en los más diversos oficios: de vendimiador en Francia, trabajando con visones en Suecia, recolector de patatas en Inglaterra, friegaplatos, etc...
Empezó a escribir novela negra a partir de 1980. Se engloba dentro de la generación de autores que renovaron el género en España a la muerte de Franco. Sería, pues, compañero de Manuel Vázquez Montalbán, Francisco González Ledesma, Juan Madrid o Andreu Martín.
Sinopsis de la novela (proporcionada por la propia editorial)Bellón está atrapado. Una misteriosa mujer de aspecto aniñado tiene una información que puede condenarle a dormir sobre jergón una larga temporada. Nadie pronuncia la palabra chantaje cuando la mujer niña se limita a hacerle un encargo aparentemente sencillo: que entregue un abultado sobre a una camarera de El Elefante Blanco... Bellón quiere conocer el contenido del sobre. Lo abre y se encuentra. con la Bomba Atómica.Cuando Bellón está a punto de ser atrapado, la mujer niña le abre la puerta por donde puede escapar. Pero mejor la hubiera dejado cerrada...
Dos sensaciones he tenido según leía esta novela de Julián Ibáñez. La primera, que es deudora del policíaco español de los cincuenta y sesenta del siglo pasado que con tanto éxito de público se difundía en kioskos en esas ediciones características de bolsillo de la editorial Bruguera; la segunda, que en ella es patente el realismo sucio de un Raymond Carver y la denuncia social de por ejemplo Chester Himes, perfectamente combinados con las características de la genuina novela negra norteamericana tipo Raymond Chandler y/o Dashiell Hammett. La novela negra clásica norteamericana tuvo enorme difusión en España a partir de los años 40 con versiones cinematográficas de sus novelas a través de películas como "El sueño eterno" de Howard Hanks. Es una novela cuyo protagonista es claramente un antihéroe. Se trata de un delincuente, de un marginado, de un matasiete, que igual actúa de sicario que chulea mujeres. Nada más comenzar el relato lo vemos acabando de realizar un encargo con resultado de muerte que le habían hecho; a continuación actúa de viajante trasladando mujeres angoleñas desde Portugal hasta Madrid donde las deposita en una pensión para después llevarlas al puticlub El elefante blanco en el que a partir de la noche trabajarán de camareras y de lo que se tercie. Estas mujeres a veces -casi siempre, la verdad sea dicha- son objeto de subasta entre los proxenetas de la zona. Él mismo se encapricha de una que le pide que la compre y ahí, al carecer de suficiente dinero con que pagar, comienzan buena parte de sus problemas. Sea como fuere el caso es que este ser marginal va saliendo con suerte de los aprietos en que se va encontrando.
Una novela de suspense como ésta no admite contar mucho de ella a no ser que se quiera destrozarla y estropear el placer de leerla por uno mismo. Yo no lo haré, por supuesto. Sólo diré que en el relato se hace realidad el dicho bíblico ''No hagas a otro lo que no quieras que te suceda a ti''. Bellón, trapacero y maestro de la doblez y el engaño, sufrirá en sus propias carnes aquello mismo que él, con arte, practica. El sexo que Irene, la bella mujer con aspecto aniñado, le ofrece más el dinero con que lo engatusa harán que su mente no muy clara de habitual dada su adicción a las cervezas de alta graduación y la necesidad que siempre tiene de dinero para quemarlo en las máquinas tragaperras o en el giley (juego antiguo de naipes) en el que de habitual se juega los cuartos este hombre, serán los elementos dinamizadores de la trama.
"Sindy la colegiala" de Julián Ibáñez es la primera novela que leo de la serie Bellón escrita por este escritor santanderino de 81 años. Es un genuino representante del hard boiled español. De éste mi primer contacto con él he salido reconciliado con el género, que emerge de su pluma con todas las características del mismo: corrupción policial, bajos fondos de la sociedad, garitos, bares de carretera, puticlubs, pensiones donde no se pregunta, prostitución de calle, chaperos, tráfico de mujeres, sexo, alcohol, juego, erotismo.... Quizás sea el erotismo característica importante en la novela; un erotismo callejero y de clubes de alterne, barriobajero, de menores, hetero y homosexual. Es este erotismo movilizador esencial de los comportamientos de los personajes, en especial del de Florín Bellón.
La novela se lee muy bien y rápido. A veces da la sensación de estar escrita también de manera muy rápida. Es seguro que leeré alguna más de la serie o al menos del autor para ratificarme o no en esta impresión inicial. Es una clara muestra de la evolución experimentada por esas novelas de kiosko de los años 40 y 50 escritas por españoles que firmaban Edward Goodman o Eddy Thorny (Eduardo de Guzmán), Mark Halloran (Jordi Gubern), Peter Debry (Pedro Debrigode), P. Duke (Fidel Prado Duque), Siver Kane (Francisco González Ledesma) o Lou Carrigan (Antonio Vera) por eso de que entre nosotros lo foráneo siempre ha gozado de más prestigio que lo nacional. Al menos así fue hasta los años 70 en que parece que los escritores se quitaron esa pesada carga, ese complejo de inferioridad, que les oprimía. Lo definitivo, al decir de Manuel Blanco Chivite, fue que estos escritores «prácticamente, no descubrieron a los grandes del género hasta después de la muerte de Franco, cuando las traducciones nos [los] volvieron a traer». Se refería Blanco Chivite, naturalmente, a Chandler y Hammett.
La novela se publicó en 2003 con el título de La miel y el cuchillo aunque la edición que yo he manejado -la edición de kindle- aparece con el de Sindy, la colegiala, quizás por, en opinión del editor, tener mayor tirón que el otro. Es la segunda o tercera que tiene por protagonista a Florín Bellón. La serie se compone por ahora de los siguientes títulos: Entre trago y trago (2001); La miel y el cuchillo (2003); El soplón (2000); El viejo muere, la niña vive (2014); Todas las mujeres son peligrosas (2015); Gatas Salvajes (2015); Canino (2016); El matón al que engañaban las mujeres (2017); La catequista (2018); Violentamente pelirroja (2018); Yo fui mercader de mujeres (2019); y La noche se llenó de sirenas (2020)._________________________
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