Había en esta legión [la onceava] dos centuriones muy valerosos, Tito Pulón y Lucio Voreno, a punto de ser promovidos al primer grado[1]. Andaban éstos en continuas competencias sobre quién debía ser preferido, y cada año, con la mayor emulación, se disputaban la precedencia. Pulón, uno de los dos, en el mayor ardor del combate al borde de las trincheras: « ¿En qué piensas, dice, oh Voreno?, ¿o a cuándo aguardas a mostrar tu valentía? Este día decidirá nuestras competencias. » En diciendo esto, salta las barreras y embiste al enemigo por la parte más fuerte. No se queda atrás Voreno, sino que temiendo la censura de todos, síguele a corta distancia. Dispara Pulón contra los enemigos su lanza, y pasa de parte a parte a uno que se adelantó de los enemigos; el cual herido y muerto, es amparado con los escudos de los suyos, y todos revuelven contra Pulón cerrándole el paso. Atraviésanle la rodela, y queda clavado el estoque en el tahalí. Esta desgracia le paró de suerte la vaina que, por mucho que forcejaba, no podía sacar la espada, y en esta maniobra le cercan los enemigos. Acude a su defensa el competidor Voreno, y socórrele en el peligro, punto vuelve contra este otro el escuadrón sus tiros, dando a Pulón por muerto de la estocada. Aquí Voreno, espada en mano, arrójase a ellos, bátese cuerpo a cuerpo, y matando a uno, hace retroceder a los demás. Yendo tras ellos con demasiado coraje, resbala cuesta abajo, y da consigo en tierra. Pulón que lo vio rodeado de enemigos, corre a librarle, y al fin ambos, sanos y salvos, después de haber muerto a muchos, se restituyen a los reales cubiertos de gloría. Así la fortuna en la emulación y en la contienda guío a entrambos, defendiendo el un émulo la vida del otro, sin que pudiera decirse cuál de los dos mereciese en el valor la primacía”.
Julio César. Comentarios a la guerra de las Galias.
De aquí, los guionistas de la serie Roma, sacaron los nombres de los protagonistas de la serie.
[1] Cada centurión de la legión tenia un grado distinto, según la centuria (prior o posterior), el manipulo (pilus, princeps o hastarus, por este orden) y la cohorte (siempre indicada por un ordinal, de la primera a la décima). Los ascensos, concedidos al final de cada campaña como recompensa al valor, permitían ir pasando por estos grados hasta alcanzar, en el mejor de los casos, el rango de primipilo. Primus pilus prior, es decir, centurión de la primera centuria del primer manipulo de la primera cohorte.