Revista Economía

Julio César: El arte de la política

Publicado el 06 octubre 2023 por Javier Pérez Caro @JavierPerezcaro
Julio César: El arte de la política

Estimad@s amig@s

Sinopsis

Un cautivador ensayo que arroja luz sobre la figura de Julio César y su relevancia en la comprensión del político moderno. Un texto sobre los aspectos más intrincados del poder y la ambición.

Descubre el fascinante retrato de uno de los personajes más influyentes de la historia en este cautivador ensayo sobre Julio César. A través de un análisis profundo y minucioso, Francisco Uría, autor de La pequeña librería de Stefan Zweig y A orillas del Rubicón, revela cómo este legendario líder encarnó muchas de las cualidades y atributos que definen al político moderno.

Julio César, un adelantado a su tiempo dejó una huella indeleble en el escenario político y social de la antigua Roma. Su carisma, dotes para la estrategia, brillantez intelectual y habilidad oratoria lo convirtieron en una figura única. Este libro nos sumerge en su intrigante vida y muestra cómo su búsqueda implacable de poder, su populismo inicial y su genio militar marcaron un antes y un después en la historia política. Asimismo, subraya la enorme trascendencia que en su formación tuvo Hispania (España).

Explorando tanto sus éxitos monumentales como sus controvertidas decisiones, descubriremos cómo Julio César personificó y anticipó las virtudes y los vicios del político moderno. Su ambición desmedida y su capacidad para manipular a las masas son aspectos que siguen resonando en la política actual. La lectura de estas páginas permitirá entender por qué, tantos siglos después, su legado ejerce un marcado influjo en el mundo contemporáneo.

«Si yo ahora no fuera César,

sería el asesino de César»[i]

Prólogo[ii]

Cayo César exhibió una facilidad casí semidivina en todo cuanto hizo: encantador hombre de mundo de perfectos modales, amado de las mujeres, acreedor de todas las magistraturas, uno de los mejores oradores de la época, clásico de la literatura latina, general invencible ―uno de los militares más grandes de todos los tiempos (…) y al final egregio estadista, primer hombre de Roma, el más poderoso de toda la historia desde su fundación. Dandi, extravagante en el vestir, frugal con la comida, abstemio, codicioso con las riquezas por el placer de gastarlas con prodigalidad, obraba con esa determinación de hombre de acción en estado puro que reposa en una confianza en sí mismo casí desmesurada. No dudaba en correr riesgos inauditos cuando era necesario porque estaba convencido de que la casualidad se ponía invariablemente de su parte: podría permitirse ser audaz hasta la temeridad porque se sabía con buena suerte, una especie de predilecto de la fortuna (…) cuando triunfa de todas las batallas y llega a ser el amo del mundo, lejos de comportarse como un tirano sádico, se muestra magnánimo, razonable, clemente con los vencidos (…)

(…) no trazaba un plan previo, jugaba con las circunstancias según le venían y negociaba con ellas para que colaborasen (…)

(…) gracias a sus innumerables victorias, concentro una cantidad desmesurada de poder, más de la que había previsto él ni nadie, y esta concentración exorbitante de mando suponía una forma de extralimitación que rompía el orden de las cosas y llamaba a un nuevo equilibrio (…)

«Necesitarás un nuevo Reino hijo mío,

 porque Macedonia ya se te ha quedado pequeña»[iii]

Introducción

César fue un político que puso sucesivamente al servicio de su ambición de poder todas sus grandes habilidades, que eran muchas: su brillante intelecto, su elegancia como escritor, sus dotes de seductor, su habilidad y eficacia como orador, su capacidad como abogado y, sobre todo, su talento militar.

(…) pudo haber muerto cien veces antes de alcanzar su destino: asesinado por sus rivales, herido por la flecha o la lanza de alguno de los muchos enemigos de Roma a los que se enfrentó, fallecido víctima de una enfermedad o de una complicación del propio mal que padecía, la epilepsia, o ahogado en un naufragio.

(…) si su vida hubiera terminado antes de tiempo, quizás no sabríamos nada de él. De haber muerto mientras se afanaba por ascender, uno a uno, todos los escalones de la carrera política de un romano, como tantos otros jóvenes patricios antes y al mismo tiempo que él, poco o nada le hubiera diferenciado de sus competidores, a pesar de la ambición.

El hilo conductor de la vida de César es el de su ambición. Desde niño se comparó con Alejandro Magno y siempre anheló algo más que el poder: ingresar por derecho propio en la historia (…)  

(…) fue un político sin límites y sin escrúpulos: Lo utilizo todo: la religión, las leyes, las instituciones romanas, las mujeres, los hombres, las reivindicaciones políticas tradicionales de los populares, la extremada crueldad y la tambien sorprendente magnanimidad. Siempre hizo cuanto estimó necesario para lograr sus fines hasta que, una vez alcanzado el poder (…) acabaron las reformas populistas, concluyeron los festejos, terminaron tambien los asesinatos…

(…) pocos políticos hubo en la historia romana más “corruptores” que César, que recurrió al favor y al soborno siempre que necesitó hacerlo para lograr sus fines.

Reflexionemos juntos sobre el pasado para entender mejor nuestro presente (…)

«La fortuna sonríe al buen gobernante»[iv]

Me gusta leer historia ya que me ayuda a entender con cierta distancia, cosas que pasaron y que por suerte o desgracia podrían volver a repetirse.

Francisco Uría nos descubre a través de Julio César: El arte de la política a la persona y el profesional (militar, abogado, político…) (…) César fue para Napoleón algo parecido a lo que Alejandro había sido para Julio César: un modelo.

¿Quiénes son nuestros modelos?

¿Para quién somos modelos?

Napoleón había leído en su juventud las biografías de ambos grandes hombres (…) devoró los libros de Suetonio y Plutarco.

¿Los directivos leemos?

¿Leemos lo que nos gusta o lo que nos ayuda a crecer?

¿Qué géneros leemos?

¿Qué deberíamos leer?

-   ¿Por qué?

Mientras leía los diferentes capítulos del ensayo intentaba hacerme preguntas sobre las habilidades directivas de Julio César:

(…) no fue nunca un general que dirigía a sus tropas “desde una lejana colina” sino que participó junto a ellas en feroces combates (…)

¿Puede un CEO dirigir la compañía sin bajar a la trinchera?

¿Qué ejemplo damos al equipo cuando estamos en primera línea?

― ¿Para qué ser ejemplo?

(…) nada de lo que hizo César en su carrera política, desde muy temprana edad, careció de sentido.

¿Cuál es nuestro propósito?

¿Qué nos motiva?

(…) consiente de sus limitaciones, y temeroso de que su enfermedad, la epilepsia[v] pudiera llegar a controlarlo, se sometió siempre a una disciplina física espartana. Comió y bebió con moderación, durmió al raso en numerosas ocasiones y mantuvo siempre una admirable forma física.

¿Somos conscientes de nuestras fortalezas?

¿Y de nuestras debilidades?

¿Cómo de fuerte es nuestro equipo humano?

¿Cuáles son sus oportunidades de mejora?

Julio César fue cortoplacista hasta el momento que alcanzó el poder (…)

¿Somos cortoplacistas?

¿Por qué?

¿Hasta cuándo será sostenible?

¿Quiénes son los responsables de asegurar el largo plazo de la compañía?

¿Por qué?

«Cada soldado lleva,

 en su mochila,

 un bastón de mariscal»[vi]

(…) César conto con una buena educación. Sus padres fueron conscientes de la importancia de dotarle de ella y tuvo acceso a maestros griegos y romanos que le proporcionaron conocimientos y habilidades que le acompañarían toda su vida (…) de ahí proceden su habilidad como orador, sus dotes literarias, su capacidad como abogado defensor, su genio militar y su conocimiento de la historia (…)

En un tiempo en que un político podía ser criticado por desconocer el griego (…) contó con la mejor educación que sus padres podían proporcionarle.

(…) tampoco tuvo un padre ni un pariente relevantes que pudiera actuar como sus tutores o protectores (…) desde muy pronto, y aunque pudiera contar con el buen consejo de su madre, Julio César dependería de si mismo y del acierto de sus decisiones.

(…) manejó desde muy pronto sus relaciones sociales así como su capacidad para la manipulación, la intriga, la adulación, el chantaje y finalmente el soborno (…) demostraría, una y otra vez, que estaba dispuesto a hacerlo todo para conseguir sus fines (…) sin quebrantar frontalmente la ley, conseguiría hacerla jugar en su provecho.

(…) tuvo siempre la ambición de alcanzar el poder pero a medida que fue cumpliendo años, fue entendiendo lo que debía hacer para alcanzarlo.

Seguir el cursus honorum romano, hacerse popular, ganar prestigio personal y militar, convirtiéndose en un líder de los populares su programa de reformas sociales y económicas, enriquecerse y llegar a contar con un ejercito que le fuera personalmente leal (…) siempre supo que su éxito político dependería de la fidelidad de sus hombres (…) y de su popularidad entre los romanos y cultivo ambas sin reparar en el coste.

(…) nunca dirigió a sus hombres a distancia sino que estuvo implicado con ellos en los combates cuerpo a cuerpo y, en no pocas ocasiones, fue su sola presencia lo que cambió el curso de una batalla o evitó el pánico de sus hombres.

(…) estratega genial, capaz de soluciones improvisadas muy imaginativas, como la doble posición, sitiador y sitiado (…) o la construcción de un puente en el Rhin (…) con un signo distintivo propio: la velocidad, un rango que Napoleón confeso haber aprendido de él.

César y sus hombres aparecían siempre donde no se les esperaba y mucho antes de lo que hubiera cabido esperar (…)

Esto exigía (…) una clara conciencia de la importancia de la logística y de la organización militar, algo que quizá había aprendido de las exitosas campañas militares de Pompeyo (…)

(…) César está tan preocupado por contar sus hechos como por protagonizarlos. Le obsesiona el modo en que le percibirán sus coetáneos, los ciudadanos romanos de su tiempo, que al fin y al cabo habrían de decidir finalmente su destino, pero tambien la posteridad.

(…) necesita “conquistar” a sus conciudadanos y práctica, desde el comienzo de su carrera política, un descarado populismo (…)

(…) ¿Puede ocupar un puesto en el Gobierno o cualquier otro puesto de relevancia pública una persona carente de todao suficienteformación y experiencia profesional?

(…) ¿Podría prohibirse el nombramiento de alguna persona que careciese de esa formación y experiencia? (…)

¿Estaba César preocupado por la posteridad, por la imagen que de él se tuviera en los siglos venideros? (…)

¿Escribió para la posteridad su Crónica de la guerra de las Galias (…)?

(…) Napoleón (…) fue el inspirador e intervino personalmente en la redacción del Código Civil napoleónico, origen de tantos códigos en la Europa occidental (…) y del movimiento general de la codificación (…)

(…) César no tuvo una preocupación personal por enriquecerse. Para él la riqueza fue simplemente un medio (…)

Julio César fue cortoplacista[vii] hasta el momento que alcanzó el poder. Seguramente, no sabiendo siquiera si iba a vivir al día siguiente, no tuviera otra opción de serlo. De hito en hito, de su cursus honorum, de elección a elección, de batalla a batalla, no le quedo demasiado tiempo para pensar a largo plazo.

El poder implica la toma de decisiones y el riesgo de la traición de quienes rodean la poderoso (…)

Todos necesitamos que se nos diga la verdad, aceptar de buen grado la critica bienintencionada, que nuestros próximos nos adviertan de los errores que vamos a cometer y que nos prevengan frente a nuestro peor enemigo: nosotros mismos.

«El poder solitario conduce,

 inexorablemente,

 a la tiranía»[viii]

Julio César

El arte de la política

Francisco Uría

Berenice

Link de interés

Vidas de Alejandro y César

Tras las huellas de Aníbal

La guerra de las Galias

La soledad del directivo

«Si es necesario violar la ley,

 debe violarse para conseguir el poder supremo.

En todo lo demás, practica la virtud»[ix]

ABRAZOTES

[i]Thornton Wilder

[ii]Javier Gomá Lanzón

[iii]Filipo II de Macedonia

[iv] Maquiavelo

[v] El “mal sagrado”, como entonces se le llamaba

[vi] Napoleón

[vii] El cortoplacismo era un problema general de la gobernanza romana

[viii]Francisco Uría

[ix] Eurípides (Las Fenicias, v.524)


Volver a la Portada de Logo Paperblog