Ambos ya son leyenda en México. Julio dentro de las letras del periodismo, el Mayo desde las intrincadas redes del narcotráfico.
Los dos comparten algo en común, han vivido ligados a la corrupción y en un momento dado, la elite política-gubernamental de México los quiso desechar, ambos han resistido contra viento y marea.
Julio proviene del viejo periodismo que nació y creció al amparo del viejo PRI, de aquellos diarios que no movían un dedo si el Presidente o Tlatoani de los mexicanos no lo autorizaba, y los dueños de la prensa se enriquecían publicando boletines y felicitaciones de los gobernantes en turno. Cuando se quiso rebelar en los años 70´s lo corrieron de Excelsior “el periódico de la vida nacional” y a partir de ese día el influyente diario fue oficial al 100%.
El Mayo proviene de los campos de cultivo de la droga en México, se formó como lo hacían los capos de antes, con hombría campirana -valientes, bebedores y mujeriegos- y siguiendo ciertas reglas que mantenían el orden en esas regiones, eran a su vez la caja chica de los gobernadores en turno en Sinaloa, algo tan común en el negocio narco-gobiernos que incluso la CIA sigue teniendo en el narcotráfico su fuente de financiamiento off the record. Cuando quiso mostrar, al igual que Scherer, su poderío e influencia, el gobierno lo desconoce y destapa su historial: Un bandido que nos hace daño.
El Mayo y Julio son leyenda, lo que hayan platicado en la reciente entrevista que le hizo el periodista al capo poco importa, eso se olvidará mañana, la imagen de ellos no. Ambos han demostrado siempre que sus intereses personales son primero que nada.
Y ambos tienen otra cosa en común, el oficio de ambos continuará el día de mañana que ambos falten.
Y la leyenda crecerá…