Se está mostrando como un estratega florentino. Recorre astutamente el laberinto catalán abriéndose camino entre los huecos de PSC y PdeCat, soporta a la chusma de las CUP a quienes desprecia pero considera un mal inevitable. No está salpicado por la corrupción, no tiene rivales en ERC, deja que se quemen los demás y aparece como interlocutor con el gobierno central ahora que Rajoy ha cambiado de criterio y dialoga; ahí está la foto amable y simpática con la vicepresidenta y el rey.
Su dieta no es de adelgazamiento sino de engorde, se va a comer todo lo que pueda y, tras la imposibilidad del pregonado referéndum, quedará como partido mayoritario en disposición de formar gobierno.
Después… ya se verá… hasta dónde han llegado las conversaciones con el PP.