Gracias por el día de hoy, por estos dos años juntos, por los infinitos regalos y muestras de cariño recibidos. Me quedo con la libreta llena de palabras vuestras, que ya formarán parte para siempre de mi historia, y de la vuestra.
Aquí reproduzco mis palabras, que ya son vuestras:
Os recuerdo ahí, aquel primer día, sentados sobre los bancos de piedra y todos enmascarados, y con la incertidumbre de adonde nos llevaría todo aquello. Y quiero que sepáis que, después de casi dos años, no ha sido tan duro como en un principio pensé, cuando os vi a todos aquel primer día y ya me hicisteis perder dos kilos de sudor con tanto papeleo y protocolo por la pandemia; o cuando veníais a quejaros de alguna situación que entendíais injusta, o a reñirme porque no poníamos partes en las horas de los viernes….. Porque en el momento que os vi, con esos ojillos perdidos, o extraviados, entendí que quería ser vuestro tutor.
Y así se lo pedí a Mayte, ya en el mes de junio. Quiero ser vuestro tutor.
Porque, ¿qué puede hacer la sanción cuando lo que hay es necesidad? De ser escuchados, atendidos, y sentir que alguien adulto deposita en vosotros algo de confianza, aunque sea una pizca. Sí, una pizca de confianza. A veces, eso basta para encender la llama del coraje, y del aprendizaje.
Y ahí hemos estado nosotros, vuestros profesores, para atenderos y enseñaros, y soportar el mochilón que cada día portamos. ¿O es que puede haber enseñanza sin dedicación? Cada año, cada uno a su manera y según su estilo, nos hacemos todos un poquito más sabios, y por eso más humildes.
Gracias, gracias de corazón por estos dos años compartidos, llenos de genio, del bueno y del malo, de gestos, de matices, de silencios, y de una vida que también nos ha llegado.
Os deseo, y os deseamos, lo mejor de vosotros.
Vuestro tutor, para siempre, David.
2º de Bachillerato de Humanidades y Ciencias Sociales (Curso 2021/22)