Si pudiera escuchar sus respuestas sé que estarían de acuerdo conmigo: de que el mismo peligro, grande o pequeño que usted vivió, es el que están viviendo sus hijos. Quienes determinan vivir de la manera descrita, no han hecho nada más que elegir una parálisis progresiva y poco a poco irán perdiendo control de sus vidas y de sus matrimonios. Cada vez tendrán más impedimentos para hacer lo que anhelan, y de esa manera la relación conyugal morirá lentamente, aunque parte de ella ya está absolutamente muerta.

