Revista Cultura y Ocio
Júpiter y Ganímedes: la falsa “Antichità”, según Mengs
Publicado el 05 septiembre 2011 por FranciscogarciajuradoRoma sigue estando poblada hoy día por muchas tiendas que llevan el rótulo “Antichità”. Tales lugares están repletos de obras de arte más o menos antiguas, más o menos clásicas y más o menos bellas. En todo caso, el denominador común de todas ellas es el precio escandaloso y desmedido. Hoy día, las antigüedades abarcan más cosas que en el siglo XVIII, y es así como algunas falsas obras antiguas han terminado convirtiéndose en verdaderas. Estas reflexiones nos las sugiere la pintura “Júpiter besa a Ganímedes”, de Antonio Rafael Mengs. POR FRANCISCO GARCÍA JURADO
Recordando sus días felices en Roma, Goethe nos cuenta en su Viaje a Italia cómo el pintor Antonio Rafael Mengs quiso hacer pasar una creación suya como pintura antigua. Si algún viajero actual se hace acompañar de los textos de Goethe durante sus paseos por Roma, quedará sorprendido al encontrar esta pintura en la Colección Barberini. Naturalmente, tienen que darse dos condiciones harto improbables, como leer a Goethe y visitar museos de arte. Mengs quiso pintar una “antichità”, género deseado por los turistas que por aquel entonces ya se dejaban engañar bajo el bello sol italiano. De hecho, el historiador del arte por antonomasia, aquel que hizo de Italia y su arte un codiciado sueño, Winckelmann, declaró la pintura creada por Mengs en 1760 como la más bella que jamás se había encontrado procedente de la Antigüedad. Sin embargo, Mengs no fue capaz, no sabemos si por remordimiento o vanidad, de llevarse su secreto a la tumba. Quedó así desvelada, “motu proprio”, una de las falsificaciones más sonadas y bellas que conocemos. Lo más curioso es que la Historia de arte, disciplina creada precisamente para poner orden en el caos de las cosas y del tiempo, sirviera precisamente para legitimar una obra como antigua y convertirla nada menos que en uno de los hitos del arte clásico. Hoy la obra, finalmente, ya puede ser considerada como “antigüedad” y su falsedad ha creado una historia absolutamente verdadera. FRANCISCO GARCÍA JURADO