Revista Cine
Hacia el final de Jurassic World: Mundo Jurásico (Jurassic World, EU, 2015), segundo largometraje de Colin Trevorrow y cuarta cinta de la saga dinosáurica después de Parque Jurásico (Spielberg, 1993), El Mundo Perdido: Jurassic Park (Spielberg, 1997) y Parque Jurásico III (Johnston, 2001), la administradora del nuevo parque "Mundo Jurásico" Claire (una entaconada y sexy Bryce Dallas Howard) corre a liberar a un viejo conocido de las cintas anteriores para que ponga en paz a un nuevo dinosaurio genéticamente modificado, el Indominus Rex, que anda suelto, destruyendo todo, de muy mal humor y comiéndose a los turistas de pasada.Más allá del resultado de esa pelea, que a esas alturas del juego no me podía interesar menos, lo cierto es que la aparición de ese viejo conocido me pareció uno de los mejores momentos del filme, no tanto por el factor sorpresa, sino porque para mí significó la cereza del pastel cinefílico: el homenaje perfecto de un cineasta (casi) debutante (Trevorrow) al admirado e insuperable clásico viviente (Spielberg). Sí, es cierto, el nuevo "Mundo Jurásico" tendrá dinosaurios "más grandes y con más dientes", pero nunca serán como el primero, como ese terrible lagarto original, ese carismático monstruo rugiente, ese Tiburón (1975) terrestre y prehistórico, que Spielberg nos presentará hace 22 años. El final de Mundo Jurásico es el momento en el que Trevorrow se quita el sombrero para saludar a Spielberg con una reverencia nunca exenta de buen humor.Al final de cuentas, la historia de Mundo Jurásico es un mero excipiente para lo mejor -¿o lo único?- que puede que ofrecer la película: no el desfiles de nuevos animales prehistóricos -"Nadie se impresiona ya con los dinosaurios", se afirma al inicio del filme-, sino ese regocijante juego referencial en el que lo mismo se homenajea al primer Parque Jurásico (la camiseta vintage que lleva uno de los empleados, la conmovedora agonía del primer dinosaurio spielbergiano visto en pantalla, el emocionante desenlace ya descrito), que pone en evidencia de manera juguetona el sexismo de este tipo de cintas a través de la entaconada Miss Howard, que se burla del lenguaje de los parques gringos de entretenimiento (los anuncios por altavoz en el que le piden amablemente a los clientes que busquen refugio antes de que llegue una banda de pterodáctilos a comérselos), que de los eufemismos típicamente corporativos ("tenemos un problema de contención", en lugar de decir que se soltaron los dinosaurios y van a empezar a comerse a todos los cristianos que puedan).Eso sí, al final de cuentas, la cinta no muestra otras ambiciones y termina siendo simplemente lo que es: un buen palomazo de fin de semana, mucho mejor que la olvidada y olvidable tercera parte, pero también por abajo del nivel de las dos primeras dirigidas por Spielberg. Mundo Jurásico no es, pues, más que una pieza de entretenimiento menor pero, por lo menos cuando uno está frente a la pantalla, francamente irresistible. Gente de la Marvel, tomen nota, por favor.