Tras presentaros ayer Just Three y Just One, hoy podéis ver la tercera tienda de la misma firma reformada también por A-cero y abierta al público desde 2001. Se trata de un local más grande (220m2) que el anterior, situado en una céntrica calle del barrio de Salamanca de Madrid, muy cerca del local de Just One I.
Tras unos cristales tintados en la entrada, se resguarda de las miradas indiscretas Just One para mujer. Junto al acceso, a través de puertas automáticas, dos escaparates a ambos lados desvelan el espacio interior marcado por una dominante blancura que recubre todo el local.
La primera actuación de A-cero comienza con la demolición de todas las particiones existentes previas hasta dejar un local completamente diáfano.
En contraste con la oscuridad del acceso, en el interior del local se impone la claridad, gracias al color blanco roto de las paredes, pavimentos y elementos expositivos.
En consonancia con todo el espacio, las piezas del expositor y del mostrador se diseñan como elementos independientes que refuerzan su presencia con una iluminación en la parte inferior de la tarima que contribuye a potenciar su aspecto etéreo y volátil. El resto del conjunto se resuelve de manera sobria.
Tanto los módulos como las estanterías se han realizado en pladur blanco y se integran a lo largo del núcleo central del local. Éste se ha concebido como un contenedor, como una página en blanco que plasma con gran elegancia y refinamiento las últimas tendencias de primeras firmas internacionales.
En el extremo sur del local se ubica la zona de probadores, donde el juego cromático entre blanco y negro se sucede bajo estructuras lineales y cuerpos armónicos. Los probadores se cierran en amplios cubículos de cristal templado y frontal realizado en vidrio laminado 5+5 con butiral negro y tiradores hechos a medida. En su interior, están equipados con sobrias bancadas de líneas rectas realizadas en DM lacado en negro y cojín de chenilla blanco.
La discreción y la estudiada iluminación hacen de este espacio un rincón de paz y gran sutileza formal.
Todo ello inmerso en un lugar único y misterioso, que toma sus fuentes de la escultura para convertirse en una especie de galería de arte, provista de obras y tesoros a la espera de ser encontrados.
Este local también fue premiado por el gobierno de Madrid como el mejor local comercial de Madrid en 2003 y permenece abierto al público en la actualidad en la calle Lagasca, 25.