Justin Bieber: 17

El adolescente más famoso del mundo, o uno de los más populares, ha cumplido diecisiete años, celebrándolo con su novia, en una suite de seis mil dólares la noche, con dos habitaciones, comedor para diez personas y alejados de sus padres, guardaespaldas y demás parafernalia propia de las estrellas.

Uno tiene sana envidia al muchacho, tanto por su edad como por su situación económica, pero sigue percibiendo algo extraño, como fuera de lugar, en la forma y el fondo de la celebración, así como en la imagen que ilustra la entrada.

Justin Bieber no deja de ser un producto de los “mass media”, una máquina publicitaria cuyos hilos no se mueven por la atiplada voz del muchacho o sus gorgoritos, sino con relación a intereses económicos de determinadas empresas. El lujo, el “glamour” que rodea a las estrellas no es más que una máscara propia de estos días carnavalescos y alcanzar la fama depende más de los contactos adecuados que de los méritos propios. Después se nos ofrece el espectáculo de este muchacho, con dieciséis años, luciendo novia y palmito por el mundo, lo que podría condicionar los objetivos de muchísimos jóvenes seguidores, que confunden el disfraz con la realidad. La pareja de adolescentes en la imagen superior, me recuerda a “Matrix”: Bienvenidos al desierto de lo real y recuerden que yo solo les ofrecí la verdad.