Justin Doellman - ACB Photo.
Siempre fue un chico inquieto al que le faltaban horas para practicar deportes. Le chiflaba e fútbol, pero también el béisbol, los karts y las motos de cross. Y, por supuesto, el baloncesto. Puede que Justin Joseph Doellman (Cincinnati, 1985) escogiese centrarse en la canasta en el instituto por el vínculo familiar que le une a esta disciplina. Su padre fue su primer entrenador y quien le dio sus primeros consejos para convertirse en un pívot que hace de todo. Doellman es tan elegante en la pista que parece que juegue con traje y se ajusta a las necesidades del equipo. Tiene un visión periférica del juego y es capaz de conseguir números notables sin mirarse al ombligo. Pensando en lo mejor para el equipo. Era el líder indiscutible en Alicante y Manresa, y en Valencia se coronó además como MVP de la Liga ACB. Doellman no ha tardado en adaptarse a la pizarra y exigencias de Xavi Pascual. Es un comodín impagable, como volvió a demostrar en la visita al CB Canarias (66-80), incluso en un partido, su 150º en el torneo, en el que no estuvo acertado en el tiro (2/7 en tiros de dos) y perdió hasta 4 pelotas.
Autor de nueve puntos, Doellman fue quien inició el despegue del Barça nada más salir del banquillo por Nachbar: triple y una canasta para cerrar el primer cuarto (18-22). Después se unieron a la causa otros dos que también figuraron como suplentes, Lample, espectacular con 20 puntos y cinco rebotes, y Huertas, con su única canasta, un triple en sus tres intentos. Marcelinho no tiró ni un lanzamiento de dos, al contrario que su compañero Satoransky, el directo de juego titular esta vez (3/4). El CB Canarias trató de contener a los azulgrana con la puntería de Saúl Blanco y la persistencia de Sikma, al que no le bastarían sus números (26 puntos, siete rebotes, 32 de valoración). El pívot estadounidense redujo la desventaja de su equipo (58-67 a 5m 35s). 12 segundos después Sikma tuvo que hacerle personal a Doellman, que no desaprovechó los tiros libres. Saltaron chispas en ese duelo, pero sobre todo en el Sikma-Lampe. Fueron los dos mejores y los que se intercambiaron las últimas canastas.