Los japoneses, después de la II Guerra Mundial, consiguieron en poco más de dos décadas convertir su exánime país en un gigante económico. “El milagro japonés” se logró gracias a que los nipones supieron abrirse al mundo y adaptarse a las tecnologías, pero también a que sus empresas aplicaron un antiguo concepto filosófico: el kaizen.
Kaizen significa mejora continúa. En las principales industrias y empresas japonesas, como es el caso de Toyota, rezaba una máxima: “No debe pasar ni un solo día sin que, en algún lugar de la compañía, se haya hecho alguna clase de mejora”. Esta filosofía se basa en la mejora continuada de los procesos de producción y en ella se implica a todos los trabajadores, desde el menos cualificado al más alto gerifalte. . Para mejorar cualquier cosa se puede intentar que se haga de forma:
- Más fácil
- Más precisa
- Más rápida
- Más barata
- Más segura
- Más satisfactoria
Estar alerta para detectar procedimientos que representen una mejora, sin detrimento de otras ya alcanzadas, es la base del kaizen. Cuando en nuestra vida cotidiana nos abrimos a este enfoque, las cosas cambian. Si en vez de comportarnos como autómatas, estamos atentos en mejorar, percibiremos que hay rutinas que podemos eliminar, incluir o simplificar.
Se consigue eficacia cuando el objetivo y el método que se utiliza para conseguirlo están equilibrados. Un método es inadecuado cuando resulta insuficiente para conseguir un objetivo y es un derroche cuando el despliegue de recursos es excesivo. Sólo optimizando el método se consigue la eficacia.
Mira a tu alrededor, en todas partes hay derroche o inadecuación. Trata cada día de optimizar un poco tus métodos. Ten en cuenta que lo que no suma, resta.
A finales de diciembre os envío un link para que hagáis balance de situación de vuestros objetivos. Estamos casi a finales de marzo. Puede ser un buen momento para hacer una revisión de cómo está marchando el año. Siéntate y tranquilamente estudia tus puntos fuertes y puntos débiles y, a día de hoy, que mejora puedes implementar. No esperes a Nochevieja para hacer cumplir tu lista de buenos propósitos.
Que tengáis un buen día. Montse
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