Kaká, promesa de resurrección

La temporada ha sido un calvario para Kaká, que espera redención en el Mundial de Sudáfrica. Desde luego, en España nadie ha visto al jugador que deslumbró en Italia, y que hizo de un Milan en decadencia campeón de Europa no hace tanto (2007).

Kaká fue el primer fichaje de Florentino Pérez, que se apresuró a contratarle para cumplir una de las promesas frustradas de su antecesor en el despacho presidencial de Chamartín, Ramón Calderón. Su llegada a Madrid, a la Liga española, fue festejada de forma casi unánime, salvo por las plañideras habituales: se trataba de un crack confirmado que ayudaría a elevar el prestigio de nuestro fútbol.

Pero no fue así. Y no fue así porque Kaká llegó lesionado. Padece una pubalgia crónica que le obliga a atender un tratamiento conservador. Aunque se trata de una obligación entre comillas. El jugador podía haberse operado, pero eso suponía poner en riesgo el Mundial. Para un brasileño, poco menos que la mayor de todas las herejías futbolísticas posibles.

El Milan le vendió al Madrid un producto defectuoso, pero, como aquí no hay garantía, por mucho que un capricho te cueste 65 kilos, los blancos se lo han tenido que comer. Literalmente. Porque Kaká ha sido una sombra del futbolista que todos conocíamos y disfrutábamos (algún cachondo llegó incluso a pedir que le hicieran las pruebas de ADN, por si acaso al que habían empaquetado rumbo a Madrid era a su hermano Digao), y ha ofrecido un rendimiento ridículo a su nuevo club. En el fondo de su caso están los problemas de pubis, aunque se hayan querido enmascarar sus paupérrimas prestaciones aludiendo al caos táctico de los primeros meses del Madrid de Manuel Pellegrini (aquel infame 4-2-4), a la falta de una preparación física adecuada en su nuevo club, al hecho de que el jugador no actuaba en su posición ideal… En fin, excusas para todos los gustos.

Lo cierto es que, cuando se escriben estas líneas, la sensación de que Kaká ha pensado más en la Seleçao que en el Madrid, pese a su afortunada reaparición en La Romareda, es una certeza casi absoluta. En Madrid han proliferado los rumores: que si el chico estaba depresivo, que si no quería volver a jugar en el Bernabéu (porque le pitan, pobre), que si en el vestuario le llaman “el mundialista”…

Porque nadie tiene dudas de que Kaká estará en el Mundial. En su país es un semidiós, intocable para Dunga,  y tanto da que lleve meses sin jugar. Es más, dicen en Brasil, mejor para nosotros, que le tendremos más fresco física y mentalmente. Está por ver si, en efecto, se obra el milagro y en Sudáfrica volvemos a ver a ese mediapunta elegante, de zancada larga, disparo letal y calidad 100% brasileña. El mismo que nos enamoraba no hace tanto tiempo, aunque para alguno estos últimos meses hayan sido una eternidad.

KAKÁ A FONDO:

DNI.

Ricardo Izecson Dos Santos Leite

Brasilia (Brasil), 22 de abril de 1982

Mediapunta

1,86 metros

PALMARÉS.

Una Copa Mundial FIFA (Brasil, 2002)

Dos Copas Confederaciones FIFA (Brasil, 2005 y 2009)

Una Liga italiana (AC Milan, 2004)

Una Liga de Campeones (AC Milan, 2007)

Una Supercopa de Italia (2004)

Dos Supercopas de Europa (2003 y 2007)

Una Copa Mundial de Clubes (AC Milan, 2007)

DISTINCIONES INDIVIDUALES.

Balón de Oro (2007)

FIFA World Player (2007)

Mejor jugador de la Serie A (2004 y 2007)

Balón de Oro de la Copa Confederaciones (2009)