Kamikaze viene a ser algo así como "viento divino" y tiene su origen cuando unos tifones dispersaron a la flota mongola que intentó invadir Japón en el siglo XIII. Durante la Segunda Guerra Mundial los traductores norteamericanos aplicaron este término a los pilotos japoneses que estrellaban, en un ataque suicida, sus aviones sobre los navíos enemigos, en un intento desesperado por detener el avance aliado por el Pacífico. En Japón son llamados Shinpu Tokobetsu Kogeki Tai (Unidad Especial de Ataque Shinpu.
Durante la invasión de la isla de Okinawa los ataque kamikaze se convirtieron en la principal táctica defensiva de la fuerza aérea y la marina japonesas. Los mandos militares japoneses opinaban que no había ninguna posibilidad de victoria en el aire utilizando los métodos convencionales. Los ataques suicidas eran más eficaces porque la potencia del impacto del avión se sumaba al de las bombas que portaba, además del fuego provocado por la gasolina. Era el único ataque fiable con personal con una formación limitada debido a la escasez de combustible que sufría Japón. Los pilotos suicidas también sirvieron de inspiración para las tropas de tierra y la población.
En Okinawa apareció una nueva arma suicida, que los norteamericanos llamaron en japonés "baka" ("tonto"), que consistía en un planeador propulsado con tres cohetes que que era soltado por un bombardero desde más de 8000 metros de altitud. Cuando se encontraba a unos 5 kilómetros de su objetivo, el piloto kamikaze, encendía los cohetes y se lanzaba a casi mil kilómetros por hora contra su objetivo con más de una tonelada de explosivos. Tanto el kamikaze como el barco contra el que se estrellaba quedaban destruidos en una explosión masiva. 34 buques quedaron fuera de combate con esta técnica. El primero de ellos fue el destructor estadounidense USS Abele.
En las islas Kerama, situadas frente a Okinawa, los Marines capturaron dos barcos kamikaze cargados de explosivos que estaban destinados a lanzarse contra la flota aliada, que ya estaba siendo hostigada por aviones kamikaze. En uno de los días más duros de los ataques kamikaze, unos 700 aviones suicidad atacaron, dañaron o hundieron 13 destructores. En una misión sin retorno, el acorazado Yamato, junto a su escolta, el crucero Yahagi, y 8 destructores partieron hacia Okinawa con los tanques llenos de casi todo el combustible que le quedaba al Japón, pero insuficiente para volver a puerto. La flota japonesa había recibido la orden de embarrancarse frente a la isla de Okinawa, y usar sus cañones para defender a las tropas de tierra que quedaban allí. Pero el poderoso acorazado Yamato fue descubierto por un submarino norteamericano en las proximidades de la isla de Kyushu. Al estar desposeído de toda cobertura aérea y resulto ser una presa muy fácil para los aviones norteamericanos que lo atacaron al día siguiente.
A pesar de este esfuerzo supremo por detener el imparable avance aliado hacia Japón, los constantes ataque aéreos sobre el país y el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki acabaron con la última defensa del país del sol naciente, que posiblemente habría luchado hasta la última gota de su sangre como quería la mayoría de los miembros de la cúpula militar.
Siempre se ha tenido el concepto de que todos los kamikazes eran unos locos suicidas, como ha mostrado la historiografía oficial, pero la realidad no era así. A muchos se les obligaba a realizar estos ataques por orden superior o algunos de los voluntarios lo eran por presión social o de grupo cumpliendo el código de honor del Bushido. En los ataque kamikaze apenas participaron altos mandos. Su desesperación se puede ver en la multitud de cartas que han aparecido publicadas, como las recopiladas en el libro Kamikaze Diaries de la antropóloga japonesa Emiko Ohnuki. Se calcula que solo en la batalla del golfo de Leyte perdieron su vida casi 5000 pilotos en ataques suicidas.
Para saber más:
Kamikazes, de Albert Axel y Heideaki Kase
Conoce Japón
Historia y Biografías
Wikipedia
Actually Notes
Meridianos