Revista Viajes
Un servidor de todos ustedes vosotros, queridos amigotes, estuvo en Madrid unos pocos días en Enero, justo para ver qué le traían los Reyes Magos. Sí, esos Reyes que no le han gustado nada a toda la carcundia madrileña, porque parece que los trajes que llevaban eran impropios de sus majestades de Oriente. Pues no sé, habría que hacer una investigación arqueológica para ver cómo se vestían hace un chingo de años los reyes por allá por el creciente fértil (ruéogoles tomen nota del detalle del "creciente fértil"). Pero, en fin, ese no es el tema del que os quiero hablar hoy. Hoy os voy a contar que estuve en la exposición de Kandinsky organizada por ese mismo Ayuntamiento, tan criticado por los trajes de sus majestades:
La exposición, está instalada en los mismos locales del Ayuntamiento, en Cibeles. La exposición, es magnífica y muy completa. De hecho, incluye prácticamente todas las obras de Kandinsky que tiene el centro Pompidou en París. Está muy bien organizada, cronológicamente, respetando todas las etapas de la creación artística del maestro. No es barata, cuesta once euros, pero tienes derecho a una casette con auriculares que te va contando todo lo que ves.
Un servidor, naturalmente, llevaba su cámara de fotos en ristre. Naturalmente, y como más sabe el diablo por viejo que por diablo, me cuidé de no hacer fotos a la vista de los vigilantes de sala. Pero ¡hete aquí!, que un particular, un tío con pinta de mindundi me llamó la atención "oiga, que no se pueden hacer fotos". Naturalmente le mandé delicadamente al guano: "¿y a usted qué le importa?". Pero, bueno, no pensaba yo que hubiera llegado a España esa fiebre delatora tan normal en geografías del norte (el otro día, en Bruselas le hice un rasguño con el coche a otro vehículo aparcado. Comprobé que no era nada, pero por la noche me llamó la poli: que me había denunciado un testigo. Tomen nota, mis amigos).
Pero bueno, volvamos a Kempinsky. En las primeras salas, están sus primeras pinturas. Se había mudado de su Rusia natal a Alemania y, entre sus cuadros más destacados están los que hizo en un viaje a Túnez, como se ve, totalmente naturalistas:
Nuestro amigo (yo lo considero amigo), había participado en varios grupos, como "Phalanx" y "Der Blaue Reiter". Eran los años del expresionismo en Munich. Kandinsky se había echado una novia alemana y vivió con ella en Baviera, en compañía de otros pintores del grupo, aunque viajaba frecuentemente a París. De esa época es su "improvisación III", donde aunque abstracto, todavía pueden vislumbrarse formas de dos jinetes:
En 1914, estalla la guerra europea y Kandinsky vuelve a Rusia. Se separa de su chica alemana y se casa con una rusa, que, esa sí, ya le va a durar hasta el final. En esa época, pinta de forma tradicional escenas, de gran sabor ruso y totalmente naturalistas de su dacha, de la ciudad donde vivía, del paisaje:
En 1917, otra sacudida en su vida: Los revolucionarios le quitan su dacha, pero a cambio lo nombraron director de la organización de artes visuales, donde estuvo, lógicamente en contacto con todos los movimientos artísticos asociados a la revolución. En un principio, intentó llevar el agua a su molino, resistiéndose al constructivismo socialista, como el de Pevsner, pero a la larga, resultó afectado. Kandinsky, tardaba en asimilar las tendencias, pero las acababa incorporando a su pintura.
Como ya estaba harto de discutir con los dogmáticos moscovitas, Kandinsky aprovecha una oferta que le hace Walter Gröpius, el fundador de la Bauhaus y se muda a Alemania una vez más. Va a trabajar como profesor de pintura y arte en Dessau. De esa época son sus obras más conocidas, donde ya es abiertamente abstracto, aunque aun se pueden ver figuras como esos barcos que aparecen a la izquierda de su "trama negra":
En una sala de la exposición, totalmente solo (lo merece) está su "amarillo, rojo y azul", posiblement su obra más conocida:
Y bien, me pregunto ¿qué he hecho de mal haciendo esta foto a escondidas, con la cámara disimulada bajo mi abrigo si, luego vas a la tienda y compras la postal que, un servidor ha escaneado?:
Decidme, Oh amigos, si he traicionado la forma, el color... ¿qué? ¿no es más veraz incluso mi foto que la postal, manifiestamente chillona? Tuve una discusión con un comentarista amigo a propósito de la expo de Chagall, donde también hice fotos de matute. Ella (era una amiga, que todo lo tengo que contar, rayos) me refería a este enlace (hala, pinchad). Podéis ver la respuesta si pincháis en mi entrada sobre Chagall.
Bueno, pero sigo. En 1933, los nazis cierran la Bauhaus (ya se sabe que eso de la cultura no les gustaba mucho) y Kandinsky, con su Nina Kandinskaya se va a París. No es que le fuera mal, además conoció a todos los artistas de entreguerras. Ya me diréis si este cuadro de esa época no os suena a Miró:
No tengo muy claro, ni está muy detallado cómo se arregló durante la ocupación alemana, pero el hecho es que se murió (de muerte natural) en París, en 1944.
Como anécdota os contaré que en una sala se proyectaba un diaporama sobre su vida y milagros. Al llegar a a su vida en la Bauhaus, proyectaron fotos de su casa, como esta:
En una de las fotos, salía su salón, notoriamente escueto (lástima, no he encontrado la foto en ningún lado). A mi lado se sentaba una mamá con una niña, que exclamó: ¡Mamá, no tenía tele! Bueno, me reí bastante, pero en el fondo, no sé...
Naturalmente, al salir de la expo, todos nos precipitamos como posesos a la tienda, y yo el primero, como decía Fernando VII:
Pero, si vais a la exposición (os lo recomiendo) no dejéis de pasear por el Ayuntamiento, que ahora está abierto para todo el mundo:
La cafetería de la planta baja, también tiene buen aspecto, pro, ¡ay! estaba llena a reventar:
En fin, amigos, creo que ya estuvo suave. me voy a cenar. Besotes