Seguimos viendo anime en esta racha que me ha dado después de tener esta parte de la afición más abandonada en los últimos tiempos. Hoy toca un trabajo de Makoto Shinkai que tiene su propia historia que cuento más abajo. De este hombre ya os he reseñado por aquí Viaje a Agartha y El jardín de las palabras y, por resumir, animaciones preciosas pero historias que se quedan en un quiero y no puedo ser emotivas, aunque me quedan por ver aún sus trabajos más importantes. Pero centrémonos en lo de hoy.Como dato, Planeta sacó la adaptación a formato manga de un único tomo, así que a falta del anime, quizás os pueda interesar esta versión. Del manga como tal se encarga Tsubasa Yamaguchi que últimamente ha ganado fama por su serie Blue Period.ArgumentoMiyu es una mujer joven que se independizó junto a su mejor amiga Tomoka y su ya anciano gato Daru. No obstante, pasado un tiempo, Tomoka se acaba yendo a vivir con su novio, así que quedan Miyu y su gato solos, algo que a la madre de ésta no le hace mucha gracia ya que querría que volviese a casa.
De este modo, la joven tiene que lidiar con la preocupación de su madre, la soledad y la complicada situación laboral teniendo como único apoyo a Daru, su fiel compañero que la adora pero que no puede hacer gran cosa por ella a pesar de percibir su estado de ánimo.ReseñaLo que he contado aquí es la trama de Everything Flows, lo que sería un OVA dividido en cuatro capítulos cortos (en total suman unos 28 minutos) que salió en 2016. Sin embargo, hace varios años, en 2002 (en otros sitios he visto 1999, así que no sé cuál es el año correcto), al inicio de la carrera de Makoto Shinkai, éste hizo en solitario un corto de cuatro minutos que sería su primer trabajo. Como curiosidad, aparte de ver que ya tenía su toque como animador, sobre todo de escenarios, fue él mismo quien le dio vida con su voz al gato del corto, Chobi, que es el narrador, mientras que su novia se encargó de "Ella", pues la chica no llegaba a tener nombre. Os puedo decir que ambos trabajos tienen su relación, pero os dejo descubrir por vuestra cuenta cuál es esa relación.Quiero plantear esta reseña comparando ambas versiones porque aunque parezca que por goleada debería ganar el trabajo más reciente, quizás no es tan así. Por ejemplo, empezando por lo más visual, en 2016 las obras de Makoto Shinkai ya tenían una estética propia preciosa, colorida y muy detallista. Los elementos más costumbristas ganan belleza cuando detrás está este hombre. Y es que Everything Flows es un deleite visual, pero yo no me olvidaría de reseñar lo interesante del B/N que usó en el corto original. Claro, aún le quedaba por pulir su estilo, pero en los planos que salen muestra lo mismo o incluso más.Luego, la trama es básicamente la misma: joven que vive sola con su gato con las complicaciones de tal situación. Claro, en la versión más reciente de casi media hora, el argumento es más elaborado y conocemos mejor la historia de Miyu, qué la llevó a esa situación y cómo lo afronta. El corto, en cambio, nos pone siempre en la perspectiva del gato Chobi y se nos escapan muchas cosas. En Everything Flows también seguimos mayormente a Daru, pero no en exclusiva, así que pierde un poco el toque especial que tenía el corto de saber de la vida de la chica sólo por lo que el minino ve.Sin embargo, creo que el minimalismo del corto en cuanto a lo que narra y cómo lo hace es quizás más efectivo que el melodrama que desarrolla el trabajo más reciente. Vuelve a pecar de lo que he sentido casi siempre con las historias de este hombre: que busca la lágrima del espectador a cualquier coste. Y no. Conmigo no termina de funcionar. O si incluso me la saca, como ha sido el caso porque toca ciertas teclas que me afectan inevitablemente, detecto cómo me ha llevado ahí de manera muy descarada y no me gusta.Sí que es cierto que ambas versiones tocan la complejidad del paso de la adolescencia a la vida adulta con la independencia y los problemas laborales. He sentido alguna que otra puñalada con esto dada la situación actual y es casi imposible no verse reflejada, incluso aunque en mi caso no esté independizada, pero el agobio por el trabajo y por sentir que no valgo o que no llego a lo que debería o querría ser está ahí y es cierto que en el trabajo del 2016 es más evidente y lo retrata mejor.No obstante, la historia de Miyu no me termina de convencer. Ni su madre ni ella se querían separar y la chica insistió para que así su madre fuese libre de buscarse un nuevo marido (¿?) para ser feliz (¡¿?!). Que ya sabemos cómo es Japón, pero que digo yo que la buena mujer bien podría haber sido feliz yéndose de viaje con las amigas, desarrollando algún hobby o lo que fuese... pero parece que sólo podría ser feliz con un nuevo hombre en su vida y, para eso, Miyu no podía estar ahí porque... ¿patata? En fin, es otra mentalidad que no termino de comprender.En definitiva, ambas versión de Kanojo to kanojo no neko son muy recomendables, la de 2016 por su mayor complejidad de trama y personajes y por su precioso apartado visual y la original del corto por el minimalismo y todo lo que es capaz de dar en tan poco espacio. Por estos motivos, personalmente me quedo con el corto.