Cuando pensamos en el refresco típico de nuestra infancia y, quizás con más frecuencia que la Coca-Cola o Fanta, nos viene a la mente la mítica Kas (con permiso de Mirinda). Aquellos refrescos de naranja, limón e incluso manzana hacían las delicias de nuestros veranos (cuando más los tomábamos) o nuestras meriendas. Pero la historia de esta empresa (con origen español), fue bastante compleja.
Si bien la marca KAS, tal y como la conocemos, nació en Vitoria, en 1956 por Luis Knörr Elorza, su origen se remonta hasta 1870, cuando su abuelo, Román Knörr Streiff (de origen alemán) junto a su esposa Pilar Ortiz de Urbina, fundaron una fábrica de cerveza llamada La Esperanza. No fue hasta la década de los años 20, concretamente en 1926, cuando uno de sus hijos, Román Knörr Ortiz de Urbina, decidió diversificar y fundar otra fábrica, en esta ocasión, de gaseosas, llamada El AS.
La familia gestionó de forma bastante satisfactoria la empresa durante los años 20 y 30, expandiéndose y alcanzando cierta reputación con sus bebidas gaseosas. Sin embargo, la Guerra Civil truncó esta trayectoria, quedando la fábrica y la comercialización del producto paralizada hasta el año 1940. Tras este parón y durante toda la década de los 40, la familia al completo se enfocó en reflotar el negocio, sembrando las bases de la que sería, en los siguiente años, la gran empresa que fue.
Los años 50 fueron muy importantes para la empresa. Ayudados por el fin de la autarquía y la apertura del mercado, la empresa remontó y, el anteriormente citado Luis Knörr Elorza, en 1956, se le ocurrió mezclar sus gaseosas con zumo de naranja concentrado, naciendo con ello la primera bebida gaseosa de sabor en España, incluso antes de que Fanta llegase al mercado español. Fue también en ese momento cuando se le añadió la K a la marca AS, constituyendo la famosísima KAS.
Ya durante los 50 pero, especialmente, en los años 60, KAS se embarcó en un proceso expansivo muy importante. Así, fueron adquiriendo diferentes sociedades por toda la geografía nacional, sumando a ello nuevas aperturas de fábricas, si bien es cierto que siempre conservó una especial implantación en el norte de España.
Sin duda los años 60, impulsados por un entorno económico favorable y el inicio del boom del turismo, fueron decisivos en la consolidación de KAS. Fue en esos años cuando lanzó productos como la KasKol o el BitterKas, con diferente éxito (la Cola de Kas fue más bien un producto pasajero y bastante criticado, todo lo contrario que BitterKas), sin olvidar sus activas campañas publicitarias (como Beba Kas nada más) y sus patrocinios deportivos, el más popular el del equipo ciclista Kas.
Los años 70 fueron años de consolidación y reorganización interna y, como sucede en muchas ocasiones en casos de empresas familiares, se inició una lucha entre la familia por la ostentación del poder. Así, aunque de cara al exterior la empresa seguía vendiendo muy bien y se lanzaron una nueva serie de productos como el Kas manzana y la tónica, se comenzaron a vender paquetes accionariales a entidades externas, fundamentalmente al Banco Industrial de Bilbao (posteriormente BBV – BBVA). Estas ventas accionariales se fueron reproduciendo durante el resto de los 70 y, especialmente, en los 80, hasta que en 1988 la familia fundadora llegó a vender el 75% del capital social a este banco, a los efectos de reducir el endeudamiento alcanzado durante los años de expansión.
Y fue precisamente en los años 90 cuando la multinacional Pepsi entró con gran fuerza en la historia de KAS, ya que el banco BBV vendió en 1991 su participación en KAS a la multinacional americana. En ese momento Pepsi se encontró con una situación bastante particular, ya que era propietaria tanto de Mirinda como de KAS, decidiendo continuar con KAS en el mercado nacional y con Mirinda en el internacional, tal y como explicamos aquí.
Desde entonces KAS se mantiene en el mercado español, si bien es cierto que se concentra gran parte de su venta en el norte de España, donde tiene una posición de liderazgo.
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