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Katarina Bivald (Suecia, 1983) es uno de los fenómenos editoriales del momento. Su primer libro, The Readers of Broken Wheel Recommend –comercializado en nuestro país como La librería de los finales felices (Planeta) por uno de esos milagros de la “traducción”– se vende ya en 25 países y ha contado con el aval de la crítica y el público. La superación, el humor y la esperanza de que nunca es tarde para reinventarse son los ingredientes con los que la escritora endulza las vidas de esa gente común que ha sabido convertir en protagonistas y héroes de la cotidianidad.
En escribientes.com entrevistamos a Katarina Bivald, quien regresa ahora con Déjate de chorradas y búscate una vida (Planeta), una novela que da continuidad al estilo fresco y optimista de la autora sueca.
–Su primera novela se ha publicado en más de veinte países. Con este precedente, ¿se escribe la segunda con miedo?
–Extrañamente, no. Tenía mucho que hacer para estar asustada: el primer año que trabajé en ella también escribía a tiempo completo y viajaba un montón a librerías para hablar sobre mi primera novela. Tenía miedo de no poder escribir un segundo libro, pero no estaba asustada por su recepción o por si sería tan exitoso o por lo que la gente pensaría de él.
Ahora, con mi tercer libro, que estoy escribiendo en este momento, estoy de repente aterrorizada. Quizás no puedo escribir. Quizás no debería ni siquiera llamarme escritora. No podría nunca hacer justicia a mi idea. La idea en sí misma podría ser mala. Supongo que es parte del trabajo. Creo que el día que deje de dudar de mis habilidades será el día en el que deje de aprender.
–Su nueva novela habla del vacío que siente una madre soltera cuando su hija se va de casa. ¿Qué causaría a Katarina Bivald ese sentimiento?
–Muchas cosas. Creo que todos alguna vez sentimos que hemos perdido la dirección de nuestras vidas. Cambios, falta de cambios, casi cualquier cosa puede hacernos preguntarnos a nosotros mismo qué estamos haciendo con nuestra vida. Y creo que es algo positivo si ello nos lleva a cuestionarnos qué queremos y después salir a internar conseguirlo.
–La protagonista de Déjate de chorradas y búscate una vida, Annette, ha dejado de lado sus sueños para cuidar de su hija. Su vida se ha quedado en “pause” y ahora no sabe cómo darle a play. ¿Cree que las mujeres entienden la maternidad de forma equivocada?
–No, no lo creo. Annette era feliz cuidando de su hija. Y, quizás, estaba cómoda haciéndolo. En los primeros años su vida tenía que girar en torno a su hija y, al ir ella creciendo, creo que Annette se había acostumbrado a ello. Y eso puede pasarnos a todos por razones distintas a la maternidad: trabajar demasiado, por ejemplo.
–Si tuviera que recordar algún sueño de su juventud, como la protagonista de la novela, ¿cuál sería?
–Bueno, uno de ellos era ser escritora. Y durante años fue como si me olvidara de eso, no le di prioridad y me concentré en otras cosas. Por lo que, igual que Annette, tuve que preguntarme a mí misma ¿qué es lo que quiero en esta vida? ¿Qué sueños son importantes para mí? Y escribir un libro era uno de los sueños más importantes que tenía.
–Esta novela también habla de la esperanza y de la posibilidad de reinventarse a cualquier edad. ¿Confunde la gente vivir con sobrevivir?
–Sí pero a veces sobrevivir es lo único que podemos hacer. La gente intenta sobrevivir lo mejor que puede. Aprenden a reír en la dureza. Y yo admiro eso.
Y entonces, un día, podemos encontrarnos con que se puede, de hecho, hacer más que sólo sobrevivir. Pero sobrevivir es un gran comienzo.
–¿Cómo ha cambiado su vida tras el éxito de su primera novela?
–Todas mis plantas han muerto. Ahora estoy escribiendo a tiempo completo y me di cuenta de que pienso mejor si paseo por mi apartamento. Pero se hace tonto ir de la cocina al pasillo, del pasillo al salón y otra vez de vuelta a la cocina. Así que cojo la regadera para tener algo que hacer. Regar un poco las plantas. Pero, aparentemente, si haces eso tres o cuatro veces al día, mueren.
–Sus novelas han sido clasificadas dentro del género ‘feel-good’. ¿Le importa esta etiqueta? ¿Por qué están tan desacreditados el optimismo y los finales felices?
–Para nada, me encanta esa etiqueta. Pero estoy de acuerdo en que el optimismo y los finales felices están a menudo desacreditados. Sin embargo, para mí, las verdaderas novelas ‘feel good’ tienen un elemento de seriedad e incluso oscuridad en ellas. Tocan temas difíciles e importantes. Sólo que dentro de ellas contienen una semilla de esperanza, la creencia de que los finales felices también son posibles. Y seguro que eso no puede ser algo malo.
–Usted trabajó durante años en una librería, ¿conoce mejor a los lectores por este motivo?
–No estoy segura, pero creo que me encantan más los lectores debido a eso.
–Imagina que sigue trabajando en la librería. Y llegan Merkel, Trump y el Papa Francisco. ¿A qué sección los mandaría o qué libros les recomendaría?
–Bueno, creo que no podría recomendar un libro al Papa. A menos que él no hubiese leído El pequeño mundo de Don Camilo. Entonces podría ser lo suficientemente valiente para recomendárselo. Pero sobre todo me gustaría preguntarle por los libros que él ha leído en su vida.
Ahora, para Merkel, esa es una pregunta difícil. Quizás En la corte del lobo. No estoy segura de por qué siento que es un buen libro para ella, a menos que sea porque asocio el coraje y la franqueza de Mantels con el coraje que Merkel mostró con la crisis de los refugiados. O porque ambas son mujeres que no suelen ser queridas por todos.
Para Trump, definitivamente creo que algo de Carl Hiaasen. ¿Skinny Dip, quizás? Creo que para Trump podría ser útil un enfoque satírico sobre lo que está mal en proyectos de desarrollo, avaricia y fanatismo.
–¿Ha tenido que escuchar muchas veces ‘No’ antes de publicar su primera novela?
–Oh sí, tengo una colección de cartas de rechazo bastante impresionante.
–¿Qué clásico de la literatura detesta y qué libro desprestigiado le parece maravilloso?
–Actualmente no detesto ningún libro, sólo creo que no lo he leído en el momento correcto. Pero hay muchos clásicos por los que no siento la más mínima inclinación a leerlos, aunque eso podría cambiar también.
Y, bueno, todo libro que la gente detesta me parece interesante. Incluso estaba predispuesta a leer 50 sombras de Grey porque las críticas de la gente eran ridículas. Al final no lo hice, pero respeto a los que lo leyeron.
–Estamos ante una crisis europea, ¿qué cree que ha fallado en el proyecto comunitario?
–La parte comunitario del proyecto comunitario. He encontrado muchos aspectos de la Unión Europea problemáticos con los años, pero siempre he admirado su potencial para mantener la paz, su objetivo de unir a los países europeos para prevenir los devastadores conflictos del pasado y su insistencia en que los derechos humanos sean una parte importante de la Unión.
¿Y ahora? Pagamos a Turquía para que se encargue de los refugiados. Estamos hablando de gente huyendo por su vida, arriesgándola para llegar aquí, como si el problema no fuera la guerra o el hecho de que bebés se ahoguen en nuestras costas, sino el hecho de que lleguen. Criticamos a Grecia por hacer lo que pueden con ellos.
A veces pienso que no tenemos vergüenza. Quizás eso es lo que está fallando en el proyecto comunitario.