Revista Cultura y Ocio

Katerina. Aharon Appelfeld

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Katerina. Aharon Appelfeld
     "Me llamo Katerina y dentro de poco voy a cumplir ochenta años. pasada la pascua, regresé a la aldea donde nací y a la granja de mis padres, pequeña y ruinosa, donde no quedaba ningún edificio en pie salvo esta casucha en la que estoy vi-viendo. Tiene una única ventana, bien abierta, que me permite recibir el hálito del mundo. Mis ojos, en verdad, se han debilitado, pero el deseo de ver sigue palpitando en ellos. Al mediodía, cuando la luz es más fuerte, se extiende ante mí un campo abierto que llega hasta orillas del prut, cuyas aguas son azules en esta temporada vibrante de esplendor".
     Que tu librero te pregunte con cara de asombro cómo es que no conoces a Katerina, es motivo más que suficiente para llevártela a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, Katerina.
     Conocemos a Katerina cuando, a sus ochenta años, decide regresar a su maltratada aldea natal. Será este el momento elegido para mirar atrás y contarnos su vida.
     Katerina nace en un pueblo llamado Rus, es una campesina rutena que crece en un ambiente de antisemitismo y con unos padres bebedores. Sabe que ella va a ser bebedora también con la misma certeza con la que nosotros sabemos que su vida no será fácil, Adolescente fugada, pasa los días d estación en estación cuando no es de bar en bar. finalmente, Katerina, cristiana, entra a trabajar de criada en una casa de judíos. Ella parece la otra cara de la moneda en una sociedad en la que el racismo y los prejuicios imperan contra el pueblo judío. Katerina se justifica diciendo que han sido buenos con ella, pero no parece vivir en una sociedad dispuesta a aceptar algo así. Y continuamos a su lado en esta solitaria vida hasta que conoce a un hombre con el que tiene un hijo. A partir de este momento la novela, que era de ritmo pausado y desbordaba sensaciones, coge ritmo. No tardamos en seguir el periplo de Katrina hasta la cárcel lugar en el que sucede el temible Holocausto que el autor nos muestra bajo la mirada de esta mujer. No necesita nombrar la guerra para que nos situemos y nos horroricemos ante algunas de las reacciones en prisión a lo que está sucediendo. Katrina sale de la cárcel, continúa su vida con nosotros como compañía hasta que llegamos a ese momento en el que comenzaba su historia, aunque para ese momento Katrina ya no está sola porque nos ha ganado como fieles compañeros. Y es que la soledad sigue siendo algo constante en ese mundo suyo en el que los buenos parecen condenados.
     Appelfeld conocía las aldeas como las de Katerina y también el sufrimiento del pueblo judío. Sin embargo opta por contarlo con una ligera distancia sin hacer una pornografía del dolor habitual en este tipo de libros. Su prosa sencilla, la mirada limpia de una protagonista convencida por sus propias vivencias y la sensación de calma que emana incluso cuando nos cuesta seguir el ritmo casi vertiginoso que impone a la novela, hacen que nos horroricemos no por lo escrito sino al pausar la lectura y pensar en lo leído. Es un reflejo brutal envuelto en terciopelo de una sociedad machista y llena de prejuicios que existía no hace tantos años y el autor ha decidido relatarlo con una perspectiva diferente, tremenda, magnífica.
     Me ha gustado Katerina, me ha encantado. Es la historia terrible pero necesaria de una mujer fuerte en un entorno hostil con una vida que también parece haberse declarado hostil con ella. Leedlo. Merece la pena.
     A veces uno termina un libro y su protagonista permanece durante días al lado y tenemos la sensación de pasar por un pequeño duelo ante la despedida de la última página. Decidme, ¿recordáis algún personaje con el que os haya sucedido esto?
     Gracias.

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