Katyn (Andrzej Wajda, 2.007)

Katyn (Andrzej Wajda, 2.007)

S/C

Estadísticas:

Crítica: 6,162 Público: 6,104 España: S/C Rugoleor: S/C

Espectadores: 51.025 Recaudación: 305.438,04 € Visitas: 0 Popularidad: 0,00%

Ficha:

Título original: Katyn

Director: Andrzej Wajda

Guionistas: Andrzej Mularczyk, Wladyslaw Pasikowski, Andrzej Wajda

Intérpretes: Andrzej Chyra, Magdalena Cielecka, Artur Zmijewski, Maja Ostaszewska, Danuta Stenka, Jan Englert

Productor: Michal Kwiecinski

Fotografía: Pawel Edelman

Música: Krzyszof Penderecki

Montaje: Milenia Fiedler, Rafal Listopad

Nacionalidad: Polonia

Año: 2.007

Duración: 117 minutos

Edad: 13 años

Género: Bélica, Drama, Histórica

Distribuidora: Karma Films, S. L.

Estreno: 09-10-2.009

WEB Oficial: http://karmafilms.es/katyn/

Sinopsis:

Comienzo de la Segunda Guerra Mundial. Después de la invasión de la Alemania nazi en Polonia, siguiendo la orden de Joseph Stalin, el 17 de septiembre de 1.939 las unidades del Ejército Rojo entraron ilícitamente sobre suelo polaco. En consecuencia, todos los oficiales polacos se encontraron bajo la esclavitud soviética. Anna, la esposa de un capitán del Regimiento de Uhlan, está a la espera de su marido y recibe con incredulidad todas las pruebas que evidencian que ha sido asesinado por los rusos. La esposa de un general, en abril de 1.943, se entera de la muerte de su marido después de que los alemanes descubren fosas masivas de oficiales polacos en el bosque de Katyn. El silencio y la mentira acerca del crimen rompen el corazón de Agnieszka, hermana de un piloto que tuvo la misma suerte que los otros soldados polacos. El único sobreviviente es Jerzy, amigo del capitán, que entra en las filas del Ejército del Pueblo Polaco. ¿Cómo será la vida de las mujeres que siguen esperando a sus amados, después de la guerra, en un Estado Polaco dependiente de la Rusia Soviética? ¿Patria y Libertad seguirán significando lo mismo para aquellos que han aceptado el nuevo sistema? Una historia de oficiales polacos asesinados durante la Segunda Guerra Mundial por la NKVD (la policía secreta rusa) en Katyn en 1.940. Un retrato de las mujeres que ignoraban el crimen, que estaban a la espera de sus maridos, padres, hijos y hermanos. Un acuerdo inflexible con la mentira, que obligó a Polonia a olvidar a sus héroes. Una película sobre una lucha invencible por la verdad y la memoria, gracias a la cual existe, actualmente, una Polonia libre.

Comentario:

El gran cineasta Andrzej Wajda conoció la Segunda Guerra Mundial de primera mano y se dio a conocer con una célebre trilogía sobre el subterráneo heroísmo de la resistencia polaca. Han pasado muchos años desde entonces, pero Wajda ha regresado finalmente a los campos de batalla para reconstruir la masacre con la que Stalin pretendió decapitar la sociedad polaca, echando luego la culpa a los alemanes. El padre de Wajda fue uno de los 15.000 ejecutados.

Crítica:

11.10.2009 – JOSU EGUREN

Noche y niebla

Intramuros de Polonia, un país en pleno proceso de reconstrucción histórica tras haber sufrido los efectos devastadores de los totalitarismos, Andrzej Wajda ha sido el padre de toda una generación de directores de cine. Nada tiene que ver este drama histórico con la moda pasajera de recuperar los pasajes más violentos que sucedieron a la invasión nazi, porque el suyo es un compromiso con la memoria que se ha prolongado a lo largo de 50 años, desde que en la década de los 50 filmó la primera entrega de su trilogía bélica. Liberada Polonia de la mordaza trenzada por los herederos del stalinismo, Wajda adapta una novela autobiográfica de Andrzej Mularczyk que es al mismo tiempo un homenaje a su propio padre, uno de los 15.000 oficiales polacos asesinados por el ejército soviético en los bosques de Katyn.

A efectos morales, la reivindicación de Wajda resulta imprescindible, pero su deseo de hacer justicia al pasado reciente de su propio pueblo choca de frente con otra realidad insoslayable, la necesidad de articular la historia alrededor de unos personajes que sean capaces de mantener viva la atención del espectador durante toda la película. Wajda pretende abarcar demasiado, dando voz a una extensa galería de personajes que sufrieron la pérdida de sus seres queridos, pero durante el proceso extravía el hilo conductor con el que nos había enganchado en el arranque de la cinta; una madre coraje y su hija que aparecen y desaparecen a intervalos temporales distintos.

Tampoco son fáciles de digerir los cambios de ritmo de Wajda, que se mueve entre el cine teatralizado y un amago de ‘thriller interruptus’, pero lo realmente paradójico es el inserto de dos breves fragmentos documentales que por sí sólos cuestionan todos los valores narrativos de la película. En el tramo final, Wajda vuelve a retomar el pulso, para ilustrar la fría mecánica de la ejecución mediante el tiro en la nuca, y denunciar que los trenes que partían con destino a Dachau estaban inspirados en las camionetas funerarias de Katyn.