África es ese continente que nos queda siempre muy lejos a los occidentales. Los medios de comunicación llegan tarde, porque las noticias que en él se generan no despiertan el interés financiero.
En Kenia reina el caos, y las protestas por las subidas de los impuestos dejan 23 muertos oficiales y 30 heridos de bala. Se le supone un país estable y seguro; además de un aliado fiable de Occidente. Las movilizaciones comenzaron el día 18 de junio mediante llamamientos en las redes sociales. Las protestas no han sido convocadas por líderes políticos o religiosos. Tienen su origen en el descontento de los jóvenes con el aumento de los impuestos, que pretendían recaudar 2700 millones de dólares para reducir el déficit del Estado.
Mientras alucinamos por las matanzas en Gaza o por la guerra de Ucrania, olvidamos que en Sudán van más de 300.000 muertos en una contienda étnica que dura ya 20 años. Desde el 14 de abril de 2023 ha habido 10.000.000 de desplazados y más de 14.000 muertos en el conflicto. Alice Wairimu Nderitu, encargada de la prevención del genocidio dentro de Naciones Unidas, en un comunicado publicado el pasado 6 de junio, señaló: "La situación actual lleva todas las marcas del riesgo de genocidio".
El conflicto armado no camina solo. Lo acompaña la mayor hambruna de los últimos 40 años, que podría afectar a 756.000 personas según la directora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Samantha Power. En África las cifras son mayestáticas porque el cólera, enfermedad endémica en el país, afectó en un año a otras 11.000. Según información de la ONU, Sudán solo ha recibido el 16% de los fondos necesarios para solventar la delicada situación humanitaria que atraviesa. En fin.
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