Revista Opinión
No es el nombre de un medicamento o una nave interestelar, aunque podría. Se trata de un planeta extrasolar descubierto recientemente por los chicos de la NASA. Está formado por rocas y gas. Hasta aquí todo parece normal, si no fuera por la particularidad de que Kepler-16b posee dos estrellas como dos soles. Supongo que los americanos estarán pensando ya cómo comercializar el planeta sacándole gases, minerales y energía solar. Dos soles es mejor que uno. Que se lo digan a los trabajadores que llevaban más de dos años eventuales y tras ese tiempo podían convertirse en fijos. El Congreso ha dicho que se les acabó el chollo y que desde ya todos seguirán siendo prescindibles, a libre albedrío de la empresa. De esta forma, las estadísticas podrán vendernos la movilidad laboral como una heroica reducción del paro. El mismo día que el ejecutivo aprueba el Impuesto de Patrimonio a las rentas altas nos cuelan de regalo esta medida económica y otra más que sube la edad de contrato de formación hasta los 30. Si siguen así, los hijos se jubilarán viviendo en la casa familiar, con contrato y salario de aprendiz.
El Dalai Lama, que de eso de que le embarguen a uno la casa entiende mucho, ha declarado recientemente que la causa de la crisis no es otra que la especulación y la avaricia. Una perogrullada, pero se agradece la voluntad. Más aún observando que pese a que las evidencias apuntan bien claro de qué pie cojea el capitalismo, personajes como el señor Rajoy siguen defendiendo lo indefendible, con obstinación, como si realmente creyeran en lo que dicen. «Conozco quien ha heredado y vive de esa renta», afirmó sin despeinarse. ¡Nos han jodido! Con la herencia de esos señoritos hacen miles de familias en paro de su chabola un palacio, y aún le sobran euros para correrse unas vacaciones en Matalascañas. Botín (vicepresidente segundo del Gobierno, por derecho propio) no se queda atrás y lanza a la prensa este insípido aforismo: veo «muy mal que se vuelva a poner el impuesto de patrimonio». Pedirle peras a este olmo es como rogarle a un mosquito que hable bien del After Bite.
Esto de la economía va según con quién hables. Al rico se le araña el parqué y ya está llamando al ministro de Economía para que tome medidas. El pobre, sin embargo, tiene que conformarse con gritarle a la tele en horas de telediario. Inditex -paradojas del libre mercado- traslada Zara online a España. No es que le haya entrado un acceso de patriotismo, no; la causa es prosaica: Irlanda le sablea de lo lindo por fijar allí su comercio electrónico (e-commerce para los anglófilos). Mientras los Gilitos patrios andan pensándose seriamente si seguir montando sus emporios en suelo español, Inditex arriba a nuestras costas. El mundo está loco, y quizá ni tenga cura. Artur Mas dice que quiere hacer su propia transición, que los españoles ya hicieron la suya (muy mal, a su juicio) y Cataluña debe mejorar lo presente, pero your way. Mas es mucho Mas, y anda crecidito. Viendo que Zapatero y el Constitucional le dan coba, él arquea sus plumas ante el soberano, riéndose de la Constitución sin santo que le replique. Lo que Mas hace dando la cara, Anonymous -esos iluminados zangolotinos- lo hacquea bajo la clandestinidad de su careta de payaso anarquista. Sus rabietas de mocoso han llegado demasiado lejos; ahora les da por publicar la lista de los escoltas de Zapatero. Pero no se les ocurre soltar por la red sus números de cuenta o las fotos de sus madres en enaguas. Los perros nunca mean en su propia perrera; prefieren defecar sobre el árbol ajeno.
Aunque no sé qué es peor, pecar de exceso o de tibieza. La Abogacía General del Estado, después de que el Tribunal Constitucional diera alas a Bildu para que entre por la puerta grande en las instituciones vascas, ahora se persigna y declara: «hemos concluido que [Bildu] está gestionada, dirigida, coordinada y articulada desde la izquierda abertzale». Pues va a ser verdad eso de que la justicia española va más lenta que el caballo del malo. Lo que millones de ciudadanos se olían a kilómetros, no son capaces de pillarlo un puñado de jueces togados, con buena carrera y sueldo decente.
Si siguen así las cosas, no estaría de más ir pensando si coger o no un cohete que nos lleve a Kepler-16b. Quizá el clima deje mucho que desear, pero tiene buenas vistas, dos soles y trabajo fijo. No se puede pedir más, con la que está cayendo.
Ramón Besonías Román