Revista Opinión

Kerala, el paradójico estado indio

Publicado el 07 marzo 2017 por Juan Juan Pérez Ventura @ElOrdenMundial

India será, en menos de una década, el país más poblado del mundo. A pesar de su economía en constante crecimiento, presenta bajas tasas de alfabetización y unos niveles de pobreza y mortalidad infantil elevados. En este contexto, el estado indio de Kerala destaca por una situación inversa, lo cual pone en cuestión si es necesario el crecimiento económico para asegurar posteriormente el desarrollo humano.

Las previsiones afirman que en 2022 India será el país más poblado del mundo, pero, si nada cambia, seguirá siendo uno de los más desiguales, a pesar de ser una de las mayores potencias económicas del planeta. Los datos de la ONU y de los últimos informes de su Programa para el Desarrollo (PNUD) indican una progresión positiva en la mayoría de los indicadores, pero existen evidentes disparidades. Durante los últimos años, la democracia más populosa del mundo, con 814 millones de personas llamadas a las urnas las pasadas elecciones de 201, se ha caracterizado por su crecimiento económico —superior, en algunos casos, al de China— y por una creciente proporción de la clase media. Sin embargo, sigue absorbiendo el mayor número de personas pobres del mundo y una cifra alarmante de personas malnutridas, que se concentran en las zonas rurales —donde viven dos tercios de la población total— y en las grandes ciudades como consecuencia de los procesos migratorios del campo a la ciudad. Estas cifras reflejan que el crecimiento económico no ha tenido efectos entre las personas más pobres y, por lo tanto, pueden poner en duda su modelo de desarrollo. Contrariamente, para algunos estados de India, el desarrollo social ha sido prioritario y presentan datos esperanzadores que podrían plantear alternativas para el país.

Este contexto justifica la necesidad de un proceso multidimensional —y no solo económico— que reduzca la desigualdad y garantice el desarrollo de todas las personas en India. En este país, más de 1.300 millones de personas buscan el progreso económico y compiten por el alimento, el agua, la educación, la vivienda y la atención sanitaria en medio de las amenazas ambientales actuales. Esta competencia obliga a plantear el desarrollo humano en términos de sostenibilidad para “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias”.

Un país descentralizado

India es un país de grandes dimensiones, con variedad de religiones y múltiples lenguas y dialectos, además de un sistema de castas muy presente en la vida cotidiana de los indios. Dando respuesta a las elevadas cifras de población y a las distintas identidades, se estableció, ya en la época colonial, una estructura estatal descentralizada mediante la cual el Gobierno central proporciona la financiación a los regionales en función de sus gastos anuales previstos. Como consecuencia, especialmente tras la independencia, se hicieron más latentes algunas diferencias. Por ejemplo, mientras que a nivel estatal el movimiento liderado por Gandhi que demandaba la renuncia voluntaria de parte de las tierras en manos de latifundistas fracasó debido al temor de los Gobiernos regionales a enfrentarse a los intereses agrarios locales, en Kerala se produjo la reforma agraria más radical del país, con transferencias de tierras a arrendadores menores y limitaciones en la extensión de las propiedades, entre otras medidas.

Aunque se tomaron iniciativas políticas diferenciadas entre estados, como la reforma agraria, la descentralización no se hizo efectiva hasta el año 1992, cuando el Gobierno de India aprobó las enmiendas 73 y 74, con las que se transferían el diseño y la ejecución de los programas de desarrollo a los Gobiernos regionales. Desde entonces, los 34 estados y territorios que conforman el país han mostrado diferencias destacables de carácter económico y social, pues, a pesar de un pasado colonial común, cada uno de ellos ha llevado a cabo políticas distintas, con resultados también diferentes.

El desarrollo social como prioridad

Teniendo en cuenta los datos que presentan organismos como el PNUD, el Banco Mundial o el Ministerio de Estadística e Implementación de Programas de India, se puede afirmar que, por lo general, India ha priorizado el crecimiento económico, pero algunos estados han optado por tomar medidas de carácter social. Kerala, situado al suroeste del país, es el primer estado del mundo en tener un Gobierno comunista elegido desde que el Partido Comunista Indio ganara las elecciones de 1957. Desde entonces, las reformas sociales más importantes impulsadas por Gobiernos de izquierdas —el Frente Democrático de Izquierdas (FDI), liderado por el Partido Comunista Marxista de Kerala— han sido las reformas agraria y educativa y las campañas de alfabetización total y de planificación popular.

Como resultado de estas iniciativas políticas, de un marcado carácter social, Kerala posee actualmente algunos datos paradójicos en una India determinada por las desigualdades: una esperanza de vida muy alta, un índice de fertilidad muy por debajo del resto del país, una tasa de natalidad también inferior y una mayor participación de las mujeres en los espacios de decisión política. Además, es importante subrayar dos elementos que denotan mejores condiciones de vida y que podrían pasar desapercibidos. Por un lado, el número elevado de centros médicos y el acceso a las curas paliativas a enfermos que en otros estados de India agonizarían hasta su muerte. Por otro lado, destaca la cercana equidad de sexos en la mortalidad de menores de cinco años debido a que las prácticas del aborto selectivo o del infanticidio femenino no son tan comunes como en el resto del país. El acceso a la educación y la alfabetización suelen explicar la mejora en los demás indicadores sociales, particularmente la tasa de alfabetización femenina —por encima del 90%, la más alta del país—.

Kerala, el paradójico estado indio
Entre paréntesis, la diferencia entre mortalidad infantil femenina y masculina. Un resultado positivo indica que la mortalidad infantil femenina es más común, debido sobre todo a motivos sanitarios e infanticidios provocados. Fuente: Elaboración propia. Datos disponibles en NITI (Gobierno de India).

Sin embargo, marcando como objetivo el desarrollo humano, la economía no puede quedar en un segundo plano permanentemente. El crecimiento económico de Kerala sigue siendo limitado en comparación con las tasas de crecimiento interanual de otros estados, lo que podría explicarse por la disminución del peso de la agricultura en el PIB, que no ha sido contrapuesta por la activación de otros sectores productivos. Esto ha tenido efectos negativos en la ocupación al convertir a Kerala en el tercer estado con una tasa de desempleo más alta, solo por detrás de Tripura y Sikim. Los efectos de este desempleo se han atenuado con el empleo público y las remesas, pero es un factor que podría poner en peligro la inversión en servicios sociales a largo plazo.

Kerala, el paradójico estado indio
Elaboración propia. Datos representados en porcentaje, disponibles en Statistics Times.

Además de un mayor crecimiento económico, algunos estados que también están impulsando políticas sociales presentan una situación mejor a la de Kerala, como podría ser Tamil Nadu. ¿Qué es entonces lo que hace de este estado un posible ejemplo que seguir?

La buena gobernanza y el desarrollo humano

La ONU considera buena gobernanza aquella que promueve la equidad, la participación, el pluralismo, la transparencia, la responsabilidad y el Estado de Derecho. ¿Existen en Kerala estos principios en su modelo de gobernanza?

En su momento, la lucha pacífica por la descolonización, liderada por Gandhi, estimuló la gestión comunitaria y la autoorganización en India. Asimismo, Kerala es un estado donde la movilización civil por parte de sindicatos, asociaciones y movimientos sociales ha estado tradicionalmente arraigada. Puede que este fuera el motivo por el cual, durante los años 80, el Gobierno creó comités populares encargados de difundir —de manera diferenciada según la población a la que se dirigían— las campañas de salud y vacunación o programas gubernamentales como el de instalación de cocinas sin humo o el de alfabetización total, con lo que se promovía la equidad y el pluralismo. Con estos antecedentes, el Gobierno del FDI consideró que el éxito de la descentralización —efectiva con las enmiendas 73 y 74 del Gobierno central— dependía de la participación de la población en todas las fases del proceso. Y este es el factor diferenciador de Kerala: es el estado que reconoce la buena gobernanza —y, por lo tanto, el pluralismo, la participación, la transparencia, la responsabilidad, el Estado de Derecho y la equidad— como uno de los pilares para el desarrollo humano.

Con el objetivo de fortalecer la democracia, se pone en marcha en 1996 la Campaña de Planificación Popular. Resultó ser una auténtica revolución, y todavía es percibida como tal, porque desde entonces son las organizaciones locales —panchayats— las que diseñan sus propios programas para la transformación social mediante la gestión de entre el 35 y el 40% del presupuesto del plan del Estado. En política, las partidas presupuestarias muestran los intereses y prioridades del Gobierno; en este caso, es evidente que una de las máximas prioridades fue la participación política y el pluralismo en el proceso de descentralización. La transformación fue tan profunda que se establecieron estructuras administrativas de autogobierno local —panchayati raj— diferentes en las zonas rurales y en las urbanas; así, las zonas rurales se componen de 14 panchayats de distrito —equivalentes a las provincias—, 152 panchayats de bloque —equivalentes a las comarcas— y 999 gram panchayats —equivalentes a los pueblos—, mientras que las zonas urbanas están formadas por 53 municipios y cinco corporaciones.

Paralelamente a esta estructura, los grupos vecinales y las asambleas de pueblo —grama sabhas— se encargan de dinamizar todos los procesos y aseguran la inclusión. Se establece así una organización de abajo arriba mediante la cual los organismos tienen más poder cuanta mayor es su cercanía a la población. Aunque hay coordinación entre los niveles, no existe ningún control vertical. Con esta fórmula, los representantes elegidos cada cinco años siguen legislando, pero las decisiones son determinadas por las propuestas que llegan de las asambleas populares y grupos de trabajo, lo que da como resultado una mayor legitimidad para los poderes públicos.

Otro valor añadido que tener en cuenta, sobre todo en un país determinado por la discriminación por razón de sexo y por unas estructuras sociales claramente patriarcales, es que en todos estos procesos se ha abandonado parcialmente la marginación hacia la mujer. Más allá de su participación en los grupos vecinales, su visibilidad es limitada, pero de todas formas es imposible evaluar la calidad de su participación y cómo ha afectado en su vida privada. Igualmente, es innegable que ha habido actuaciones lideradas por mujeres que han tenido gran repercusión a nivel local e internacional. Un ejemplo de ello sería el caso de las mujeres de las tribus de Plachimada entre los años 2000 y 2004, que exigían el derecho al agua de las comunidades frente al uso abusivo del recurso y de su contaminación por parte de las fábricas de Coca-Cola y Pepsi.

Por último, no se puede olvidar que, para el desarrollo humano, la capacitación de las personas en la esfera política es una herramienta esencial. Y es esto lo que distingue a Kerala de otros estados con datos de desarrollo social y económico positivos: el fortalecimiento de las comunidades y la apertura de los espacios de decisión política mediante la planificación popular. Aun así, hay dificultades que superar, como la baja participación de las mujeres en los niveles superiores, de las clases medias y altas en las asambleas populares o la eficacia limitada en la rendición de cuentas. Pero sigue siendo incuestionable que este estado ha realizado importantes avances hacia la buena gobernanza y hacia el desarrollo humano sostenible.

El ejemplo de Kerala como modelo

Desde la descolonización, en el contexto internacional se han priorizado las políticas neoliberales, con una reducción de la intervención de los Estados en la economía y la privatización, desregulación y liberalización de los mercados. Generalmente, se había aceptado que era necesario el crecimiento económico para promover posteriormente el desarrollo social, pero la situación de estancamiento social de países en vías de desarrollo o claramente desarrollados económicamente, junto a los límites ecológicos del planeta y a la actual inestabilidad de los mercados, obliga a plantear alternativas que frenen la creciente polarización entre unos y otros.

India está creciendo económicamente, pero para conseguir el desarrollo de un país es necesario un crecimiento acelerado de cuatro o cinco décadas, de acuerdo con el economista Ugo Pipitone. Aunque desde 1979 India no ha tenido ningún dato negativo en el crecimiento interanual del PIB, le quedarían aún entre tres y trece años para cumplir con el requisito de Pipitone. Además, hay claras deficiencias en la implementación de medidas políticas para generar oportunidades económicas, mejorar la productividad agrícola, promover economías locales dinámicas, asegurar instituciones socialmente fiables y distribuir la riqueza de forma menos polarizada. Así pues, este crecimiento económico ha tenido pocos efectos en la mejora de las condiciones de vida, con una población que crece exponencialmente, y, debido a los altibajos que ha tenido y a las dificultades para generar oportunidades económicas, no parece sostenible. ¿Cuál es la fórmula para crear ocupación y bienestar social en India?

El caso de Kerala plantea la posibilidad de lograr un mayor desarrollo social sin priorizar la liberalización de la economía. Esto tiene sus efectos negativos, como el estancamiento en la productividad agrícola o las tasas de desempleo elevadas, pero es igualmente evidente que en Kerala han mejorado las condiciones de vida de la población a pesar de tener una renta per cápita media y un crecimiento económico relativamente inferiores respecto a otros estados indios. Esto podría plantear alternativas a otros países en vías de desarrollo que no ven reducida la pobreza o mejoras en sus condiciones de vida a pesar de crecer económicamente. Además, este caso podría servir de ejemplo de buena gobernanza no solo a países en vías de desarrollo, sino a las democracias consolidadas de Occidente, con importantes déficits de legitimidad. Una mayor participación y pluralismo son posibles en un estado de 34,8 millones de personas. ¿Sería posible en otros países?


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