Kéré

Diébédo Francis Kéré dejó su Burkina Faso natal para estudiar arquitectura en Berlín. Después volvió a su tierra y construyó escuelas y luego las amplió y con esto dió a su gente un espacio para lo más necesario hoy en día en cualquier país en desarrollo: la educación.

Y su historia no es conocida porque sea tierna o terriblemente sentimental, sino porque sabe contarla. Porque es muy poco habitual que un arquitecto se olvide de subirse a su pedestal hecho de lucha y de gloria cuando se enfrenta a un público. Kéré nos habló con cercanía de cómo esas escuelas que proyectó se convirtieron rápidamente en algo que pertenecía al pueblo, no ya al arquitecto. Que la gente se le acercaba orgullosa y le contaba que ellos habían elegido el color de esta o aquella ventana, que ellos habían decidido el curso de este camino para llevar el agua y cosas parecidas. Cuántas veces hemos escuchado la historia contraria: arquitecto proyecta edificio puro, minimal, blanquísimo. Cliente pone un cuadro gigante lleno de alegres colores o pinta una pared: arquitecto ve dañada su obra, nunca vuelve a trabajar para C. y amenaza con acabar con su vida.

Kéré dice que hacer arquitectura es dar un marco a la sociedad para que avance. Que es importante hacer que la gente sienta el edificio como propio. Así lo decía en el Congreso Más Por Menos. Me interesan los viajes y cómo viajar, así que en el congreso le pregunté acerca de esto. Un arquitecto o cualquier persona que viaja, me contestó, no puede olvidar de dónde viene, ni su propia cultura, pero cuando llega a un nuevo lugar tiene que dejar todo esto de lado y tomar el tiempo de mirar y preguntarse por qué hacen así las cosas. Quitarse el reloj e ir a buscar la esencia de las cosas.

Con esa actitud creo que podemos viajar todos los días, incluso en nuestra propia ciudad. Thanks Kéré.

Dejo un link a su fundación Schulbausteine für Gando (un ladrillo para la escuela de Gando). Entradas relacionadas: Arquitectura sostenible