Este judío y el rumano Cartarescu son los autores más originales que he descubierto últimamente. Son algo distinto. Sorprenden.
En esta colección de relatos breves no hay dos que se parezcan. Y eso no es fácil, sobre todo cuando muchos son buenos, tienen algo. Entre otras cosas, porque son un buen número de ellos (38). Es brillante y gamberro. Se le asocia con Kafka y Woody Allen y me parecen referencias acertadas. Es breve, sencillo, irreverente. Con cierta frecuencia recurre a lo coloquial (malhablado) y a la temática sexual, y puede llegar a hacerlo de forma vulgar. Se ríe de todo y lo toca todo, casi siempre con gracia y desenfado y algunas veces con mal gusto.
Tengo también (en .mobi) una crónicas biográficas que me apetecen mucho después de leer estos relatos. Ya les contaré algo.