Primero comenzó equiparando a víctimas y verdugos defendiendo que “tratamos a todas las víctimas por igual”. De la misma manera que hace ETA en cada comunicado, Kichi equipara a las víctimas del terrorismo con los terroristas muertos y se queja de que “se ha priorizado la atención a unas víctimas frente a otras. Yo creo que todas las víctimas son iguales (…) Represaliados por el régimen franquista que viven a 500 metros de sus carceleros. Y la gente que le pegaba palizas diarias. Y eso sigue siendo hoy en día. Y esa gente vive tan campante. Y otros que pagan con penas de cárcel, como el señor Otegi. Todas las víctimas son iguales”.
Ante la sorpresa del perioidsta Kichi insiste: “No está claro que el señor Otegi matase a nadie, ¿no?”, a lo que el entrevistador contesta que ha sido condenado, provocando que Kichi insista: “Sí, pero no por crímenes de sangre”.
La izquierda no solo no soluciona los problemas de la “gente”, sino que respalda la actuación de los asesinos. Si el Sr. Iglesias, caminando en el filo de la navaja, no “justificó” pero “explicó” políticamente los crímenes de ETA, es ahora el Sr. Kichi quien sale en defensa del terrorismo equiparando a las víctimas con los verdugos, y comparando los crímenes cometidos, con la violencia del franquismo. Es de una perversidad inadmisible en un edil democrático que ejerció la peor gestión que se recuerde en la capital gaditana, con un historial laboral que asusta (apenas llevó a cabo actividad alguna entre los períodos de incapacidad transitoria y el ejercicio como delegado sindical) y que esconde, bajo un aparente buenismo propio del progresismo militante, la acritud de un revanchismo trasnochado.