Por: Miguel Ernesto Gómez Masjuán http://columnadeportiva.wordpress.com
La historia del boxeo cubano no puede contarse sin las grandes figuras que brillaron en las primeras décadas del siglo pasado. Muchas de ellas tuvieron vidas muy controvertidas y, lamentablemente, la mayoría terminaron en la pobreza; pero sus hazañas deportivas no pueden ser olvidadas.
En la larga lista de los boxeadores olvidados por el tiempo, una de las primeras plazas es para Esteban Gallard. Al igual que sus contemporáneos, Gallard utilizó para su vida como peleador profesional un nombre más “comercial”: Kid Charol y con él pasó a la historia.
Gallard nació en Sagua la Grande, en la actual provincia de Villa Clara, justo el primer día del año en que se aprobaba la Enmienda Platt, 1901. Cuba todavía estaba bajo el dominio de la intervención norteamericana y la situación en los campos cubanos no era nada fácil. Sagua siempre fue un pueblo próspero, pero la familia de Esteban era muy pobre y desde pequeño, como sucedió con Chocolate, el Black Bill y el Niño Valdés, Esteban tuvo en la calle a su escuela de la vida. El muchacho tenía condiciones innatas para el boxeo: era fajador y le imprimía a sus brazos una tremenda velocidad lo que le hizo ganar cierta fama en su pueblo.
Según varios documentos consultados, el debut de Esteban como profesional ocurrió el 10 de mayo de 1922 cuando derrotó, en ocho rounds y por fuera de combate, a Fabio Lameida.
Después de su primera victoria oficial sobre un ring, Esteban ganó otras tres peleas en Sagua la Grande y luego decidió trasladarse a Santa Clara. Allí también alcanzó varios triunfos que lo impulsaron hasta La Habana.
La primera presentación de Esteban en La Habana fue muy difícil, pues tuvo de contrario al campeón nacional de la división welter, Enrique Ponce de León. Los dos hombres brindaron una magnífica demostración y los jueces determinaron que el combate había finalizado igualado en los 10 rounds. Este importante resultado embulló a Esteban quien en lo adelante sería conocido como Kid Charol.
El Kid siguió triunfando en la Arena Colón de la capital cubana. La última presentación en La Habana la realizó el 4 de agosto de 1926, en una pelea contra Larry Stridge. El norteamericano estaba considerado, por entonces, campeón medio y llegó precedido por una gran fama.
Sin embargo, el Kid Charol no creyó en la fama de Stridge y complació al numeroso público que se dio cita en la Arena Colón cuando dejó fuera de combate al estadounidense quien regresó a su país con tres dientes de menos.
El Kid, junto a su manager Mario Cotilla, recibió varias invitaciones para efectuar combates en Sudamérica. A diferencia de otros peleadores de la época, Charol nunca viajó a Estados Unidos y realizó la mayor cantidad de combates en el sur del continente.
Los golpes de Kid Charol se hicieron sentir en Lima y en Santiago de Chile; pero fue en Argentina donde alcanzó sus éxitos más importantes.
Cotilla y el Kid llegaron a Buenos Aires, en 1926, y desde el inicio el cubano gozó de una enorme popularidad entre los argentinos. El debut de Esteban ocurrió el 13 de noviembre cuando derrotó por nokout, en cinco rounds, a Alejandro Trías. En pocos días, el Kid regresó a los cuadriláteros, ahora frente a Luis Gaitieri quien logró tumbarlo en 10 ocasiones; sin embargo, el cubano, no se sabe cómo, se repuso y noqueó a Galtieri en el séptimo round.
Luego de sus éxitos, el Kid se acogió a unas vacaciones en su Sagua la Grande natal; pero allí tuvo muchos problemas con la justicia, especialmente por sus malas pulgas que lo llevaron a introducirse en múltiples riñas. Gracias al esfuerzo de algunos amigos, el Kid salió ileso hasta que un juez se interpuso en su camino y lo envió a la cárcel todo un mes.
El Kid Charol pasó más de 30 días en prisión y al salir renunció a su título de campeón mediano de Cuba y partió nuevamente hacia Argentina. Nunca más tocó suelo cubano.
Charol regresó en 1927 a la Argentina, aunque en esta ocasión no iba asistido por su manager de siempre, Mario Cotilla, quien se había distanciado del boxeador por las inconsistencias del carácter de este.
Ya para 1927 era de dominio público que Kid Charol padecía de tuberculosis; no obstante, seguía preparándose para los combates y mientras algunos veían en este gesto un gran amor hacia el deporte, otros apuntaban más hacia la verdad: el Kid necesitaba el dinero porque su desordenado estilo de vida le había hecho perder los dólares ganados con la fuerza de sus puños.
A pesar de la tuberculosis, Charol se mantuvo peleando, pero ya no era el mismo. En 1929 su condición empeoró y el Kid fue internado en múltiples ocasiones en el hospital. Siguió entrenando e incluso se las arregló para preparar un combate ante el campeón de los pesos medios, Dave Chade, quien viajaría hasta Argentina para efectuar allí la pelea.
El duelo entre Charol y Dave Chade alcanzó límites dramáticos cuando los periodistas intentaron preguntarle al cubano si aceptaba el reto y este se desmayó y tuvo que ser llevado de regreso al hospital. El encuentro parecía cancelado, pero desde su cama, el Kid confirmó que se efectuaría el combate en la fecha señalada.
El 30 de abril de 1929, en el Parque Romano de Buenos Aires, el Kid Charol enfrentó a Dave Chade y la pelea fue considerada tablas después de doce asaltos de fuertes intercambios de golpes.
Esa fue la última hazaña sobre el cuadrilátero del Kid. La tuberculosis había calado demasiado profundo y el 7 de octubre finalmente terminó la vida de uno de los grandes del boxeo cubano.
En total, el Kid Charol tuvo un récord de 35 peleas ganadas, de ellas 20 por nokout, 6 tablas y solo cayó en 4 combates.
La vida de Esteban Gallard, tanto dentro como fuera del ring de boxeo, se parece mucho a la de otras grandes estrellas quienes tuvieron momentos de brillantez y luego fueron arrastrados hasta la miseria y murieron olvidados. Sobran los ejemplos para apoyar la afirmación anterior. Recordemos la forma en que vivieron y murieron el Black Bill, el Niño Valdés, Kid Gavilán, el Kid Paret y hasta Kid Chocolate.
Esteban Gallard, para el mundo Kid Charol, suele ser olvidado por algunas personas que solo desean recordar algunos momentos de la historia; pero Charol, al igual que otros ya mencionados, es parte inolvidable del boxeo cubano.
Tomado de: Deportes Habana Radio.
Historias mínimas de grades Combates.