Hay imágenes que valen más que las mil millones de palabras que conforman los ‘Episodios Nacionales’. Esta foto, por ejemplo, serviría para escribir un ensayo de al menos 50 volúmenes acerca de la evolución de la especie humana. Kiko Rivera se pasea en un chándal de lujo cuya marca ‘cuesta’ averiguar tras aparcar su flamante Audi R8, en su argot: “Un ‘peaso’ de carro que cuesta desde 130 a 170.000 leuros”. Desafortunadamente para los estetas, Paquirrín representa a esa gran parte de la población española que abusa de la ropa deportiva pero que jamás hace deporte. Comparte ‘buga’ con Cristiano Ronaldo, pero él prefiere pinchar discos.
Efectivamente, en plan choni, se pasea el hijo feo de Paquirri luciendo chándal, que no palmito porque no lo tiene. En su vida hizo deporte, y esconde el rostro tras unas permanentes gafas oscuras que dicen más de lo que tapan. Casi treinta millones de las antiguas pesetas, para pagar un “buga” a un fulano cuyo único mérito ha sido nacer del espermatozoide torero, en vez de proceder del teste izquierdo de un obrero en paro. La imagen lo dice todo; el exponente más cursi de la España profunda, junto a una obra de arte de ingeniería alemana. Profesión: Pinchar discos. Debe de resultar rentable el oficio, cuando permite darse lujos y gustazos, desde vehículos de alta gama a señoritas de compañía, y que nadie lea entre líneas, que quitan el hipo a más de uno entre los comunes mortales. La madre trapichea con el blanqueo de dinero después de que no le saliese muy bien la cosa de Cantora y el hijo disfruta a lo grande, más allá de haber sido padre, de no tener profesión conocida y de no salir favorecido en las fotografías. Spain is different.