La primera novia que tuve fue de Guardo, bueno, de al lado de Guardo pero como si fuese de Guardo. Aprovecho para contárselo ahora que mi esposa, 35 años juntos nos guardan, ha salido a comprar un helao. ¡35 años! Quiero decir que aquello era la prehistoria, al menos mi prehistoria. También por eso se lo cuento, ha llovido ya demasiado.
Guardo siempre me cayó bien, excepto cuando llegaba su equipo de fútbol a Venta de Baños y nos ganaban. Entonces me parecían todos unos… pero eso era lo raro, lo excepcional y mi aprecio por las buenas gentes que nos cuidan las puertas de la montaña ha ido siempre en ligero pero constante aumento. Hasta el otro día.
El otro día, la semana pasada, leí en algún sitio de internet, llámelo feisbuk, llámelo tuiter o como diablos les parezca oportuno, que las buenas gentes de Guardo se habían rebelado contra un concierto de Kiko Rivera. O sea, el Paquirrín de toda la vida. Que lo iban a incluir como parte del programa de fiestas. O era solo una iniciativa privada, ni lo sé ni me importa. Lo importante es que los guardenses han dicho que no, se han subido a la torre de la iglesia y han llamado a rebato, y reuniéndose labriegos y menestrales, licenciados y empleados, chachas y militares libres de servicio han dicho basta, “Este a Guardo no entra”
Y entonces, ese aprecio que había ido en ligero y constante ascenso sufrió un subidón de padre y muy señor mío. Que estoy enamorao de Guardo, coño. Así, de repente, casi como de aquella novieta de hace cuarenta años. Un subidón, Julio, un subidón. Que de las bases de la sociedad, de gentes de la calle, los mismos que te encuentras en un paseo por el barrio Barruelo o por el parque del río, surja un movimiento que cuestione la basura con que todos los días las televisiones infectan nuestro cerebro es algo que me llena el alma. Que nos levantemos contra esta cultura de la necedad es lo que necesita un pueblo, un país, una nación.
Porque hasta ahora lo natural, lo habitual al menos, ha sido dejarnos llevar por esa confusión social de valores que pone a la misma altura a Belén Esteban y a, pongamos, Miguel Delibes… con el inconveniente de que la Belenita sale más en la tele y el pobre Don Miguel… Era lo natural hasta que llegaron los guardenses a ponerlo todo patas p’arriba, ha sido lo natural que a Kiko Rivera lo adore una parte de la sociedad y la otra guarde silencio. Quizás el drama de la sociedad es que muchos guardan silencio. Bueno, en Guardo ya no lo guardan.
Desconozco, es que me importa bien poco, cómo ha acabado o cómo va a acabar la cosa. Ni siquiera me importa que el concierto sea barato, caro, privado o público. Me basta que un movimiento espontáneo haya cuestionado las bases de la enajenación mental que es la cultura actual. Claro que llamar cultura a la actual es como llamar concierto a lo de Kiko Rivera. Astracanada sería un nombre mucho más propio aunque sea lamentablemente lo que la sociedad actual acostumbra a ofrecernos.
Joer, qué distinta sería nuestra España si tomásemos ejemplo de las buenas gentes de Guardo, si las buenas gentes de Guardo, ya que están en ello, se pusieran también a liderar un movimiento de resistencia contra… esperen que voy a hacer una lista…. A ver…. No, no, lo dejo, no sigo, he empezado a pensar y me han salido cincuenta y tres cosas contra las que… Así que mejor lo dejo, no hay espacio radiofónico para tanto.
Hala, señores, les dejo, que me voy a leer cinco enciclopedias a ver si consigo comprender por qué diversos ayuntamientos se disponen a conmemorar – al menos eso dicen los recados de prensa- el chopecientos aniversario del emperador Carlos I, ese que llamamos el V, pero que fue el I, el que destruyó Castilla, nuestros pueblos y nuestras gentes, apoderándose de nuestra historia, cambiando nuestro futuro (que es nuestro triste presente) y se apoderó de un reino que era el nuestro. No faltará quien más allá de conmemorarlo lo celebre como si el tío hubiese sido un héroe. ¡La madre que lo parió! Que sí que era de verdad nuestra reina.
Adiós, señores, un abrazo a Guardo y en tuiter me tienen a su disposición.
Cuaderno de Pedro de Hoyos
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