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Kinatay, de Brillante Mendoza. Y tú, ¿qué harías ante su cuerpo descuartizado?.

Publicado el 20 enero 2011 por Crowley
Kinatay, de Brillante Mendoza. Y tú, ¿qué harías ante su cuerpo descuartizado?.
LA SIGUIENTE RESEÑA NO ESTÁ RECOMENDADA PARA MENORES DE 18 AÑOS...Avisados quedan. Luego no se quejen si la sangre les salpica demasiado. 
Si tuviese qu elegir a un director de cine filipino, sin duda me quedaría con Brillante Mendoza (que le debe mucho, muchísimo a Lino Brocka como abanderado de un nuevo resurgir cinematográfico en la Filipinas de los 70), director de la grotesca y demoledoramente enfermiza "Kinatay" (también conocida por otros lares como "The execution of P"), aunque he de reconocer que otro cineasta y compatriota, Raya Martín, posiblemente le quite este puesto en mis preferencias en no mucho tiempo, ya que me parece un director que apunta muy alto y sin duda será mucho más interesante que el que nos ocupa...
Volvamos a "Kinatay", que se me va la  mente a otros territorios que ahora no tocan transitar.

Kinatay, de Brillante Mendoza. Y tú, ¿qué harías ante su cuerpo descuartizado?.

¿Y tú, qué harías en su lugar?

El cine de Mendoza es un cine espectral, caleidoscópico, que juega a llevar al límite la paciencia y la percepción del espectador. Un híbrido fílmico a medio camino entre el documental (muy presente en el cine filipino) más escabroso y la ficción más reveladora, que deja a la luz de nuestros ojos, una ciudad y una nación inmersa en la miseria y en la soledad social y emocional.
"Kinatay" significa, traducido del filipino, "masacre" y eso es lo que Mendoza hace con nuestros sentimientos, nuestros nervios y nuestra capacidad de aguante con esta película; pero no porque sea mala, todo lo contrario (aunque tal vez no sea tan portentosa ni brillante como lo fue "Serbis"), sino por lo que en ella se muestra y lo que se sugiere (se muestran las torturas del cuerpo, pero se advierten, mucho más dolorosas si cabe, las torturas del alma).

Kinatay, de Brillante Mendoza. Y tú, ¿qué harías ante su cuerpo descuartizado?.

De la felicidad a la pesadilla en el mismo día.

"Kinatay", que casi sucede en tiempo real, es sucia, cruel, oscura, malsana, y hace gala, la historia quiero decir, los protagonistas que la habitan, de una falta de respeto por la vida humana que asusta (máxime si esa falta de respeto es tan evidente y está tan presente en una sociedad real como la nuestra, donde la tolerancia es inexistente y donde el respeto hacia el prójimo es, cada día más, poco menos que una Utopía que se antoja será inalcanzable en unas cuantas décadas).
Mendoza suele basar sus films en hechos reales que o bien conoce de primera mano, o bien las conoce a través de los medios de comunicación o, como en este caso, porque alguien se los cuenta (según palabras del mismo Brillante Mendoza, lo que en "Kinatay" acontece es lo que le narró un conocido que tuvo algo más que contactos con las mafias locales. Tal vez por ello su cine represente tan bien la vida real en Filipinas (magníficamente plasmado en la primera parte del film), un lugar "repleto de contradicciones en el que reina la ironía, donde se codean lo atroz y lo magnífico." (en una entrevista a Cahiers du Cinéma, 656).
La historia, agónica, es simple y fácil de resumir, pero difícil, muy difícil de digerir: asistimos a un ajuste de cuentas del que es víctima una prostituta, Madonna, ahogada por las deudas, por parte de un grupo mafioso (ajuste de cuentas que consiste en el secuestro, asesinato y desmembramiento de la mujer). Y somos testigos de esa forma de tomarse la justicia por uno mismo desde el punto de vista de un acompañante involuntario y fortuíto, Peping, un estudiante de criminología que está a punto de ver cómo su percepción de la vida se va tambalear y cómo su integridad como ser humano va a esfumarse en una sola noche. Peping es un joven normal, que se acaba de casar, tiene un hijo de escasos meses y se está preparando para entrar en el cuerpo de policía de Manila. Pero, además de esto, el ambiente de la corrupta y caótica ciudad, le impulsa a ganarse un sobresueldo en el negocio de cobrar lo que se gana en el tráfico de drogas y entregarlo a sus dueños legítimos, los mafiosos que la ponen en circulación (que la gran mayoría son policías y militares de alto rango). No sabe el terror que está por venir. Y desconoce, más aún, que la tormenta le va a atrapar  sin posibilidad de escape.
Hay dos momentos clave que podían cambiar el curso de la historia de Peping. Uno es casi al principio, cuando uno de los "esbirros" de los mafiosos le invita a acompañarles esa noche. Invitación que acepta dudoso en lugar de marcharse a casa con su mujer e hijo recién nacido. El otro instante de posible salvación viene en el momento en el que, ya consciente de lo que va a ocurrir, trata de fugarse subiéndose a un autobús, para bajar del mismo segundos después y volver junto al grupo del que, ya conscientemente, va a ser un integrante más.
La atmósfera es enrarecida y sofocante, sucia, generando intranquilidad incluso en los momentos de supuesta calma, debido en gran parte a la forma de rodar de Mendoza, que acelera y paraliza el ritmo para que no podamos centrarnos y no nos sintamos cómodos en momento alguno.

Kinatay, de Brillante Mendoza. Y tú, ¿qué harías ante su cuerpo descuartizado?.

La sangre como bautismo de la pérdida de la inocencia.

Cuando uno ve al protagonista y cómo actúa ante lo que va sucediendo a su alrededor, uno no puede sino sentir desasosiego y asustarse por lo que sucede y por su dejadez moral ante ello. Y digo asustarse, porque cualquiera de nosotros (la gran mayoría al menos) no haría nada diferente (no porque no quisiera, sino porque el miedo no le dejaría) a lo que él hace. ¿O acaso ustedes no serían tan pasivos como él y se lanzarían a liberar a la joven mientras fuera de la habitación en la que se encuentra amordazada, los mafiosos hablan de trivialidades sin importancia?. ¿Acaso no se dejarían llevar por los rápidos e increíbles acontecimientos y participarían sin dudarlo en la barbarie que se está cometiendo con tal de salvar su propio pellejo o el de su familia?. ¿Hasta dónde puede llegar el ser humano para garantizar su supervivencia o por temor a que le hagan daño a aquellos a los que quieren?. ¿Se hubiesen marchado ustedes en el autobús que les alejaría de todo, aunque fuese momentáneamente?. ¿No es aterrador saber lo aleatorio y lo caprichoso de la muerte y lo poco que vale la vida de un semejante?, ¿lo sencillo que es acabar con ella?. ¿Recuerdan cómo y cuándo, al igual que le sucede al protagonista del film, aunque no de forma tan drástica, perdieron la inocencia y la integridad?...
Ciudad y hombre se mezclan en una orgiástica sangrienta venganza; se funden para cruzar juntos la frontera de la que nunca se podrá regresar, al menos no como la traspasaron en un primer momento, porque la inocencia, una vez perdida, es imposible de recuperar. Aprovéchen su presencia mientras puedan. Luego, se arrepentirán de que ya no esté.

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