Revista Educación
Este banco y esta vista es el espacio que hoy he escogido para que acoja mi cansancio vital (el cual me "valido") y para encontrar mi habitual optimismo que hoy juega al escondite.
Y desde aquí escribo...
No se si conocéis la kinesiología pero al parecer es una terapia en la cual el terapeuta se conecta a través de las manos con nuestro subconsciente y detecta los bloqueos emocionales que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida (incluso cuando estábamos en el útero). Este trabajo permite ir deshaciendo los nudos que dificultan nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás y llegar a erradicar incluso pensamientos negativos.
¿Cómo lo hacen? No lo se.
¿Creo en ello? Sí
La cuestión es que mi hijo Pablo que actualmente vive en Barcelona con su padre ha ido a su primera sesión de kinesiología. Habíamos pensado inicialmente que fuera a terapia pero al parecer les hablaron de esta mujer y decidimos probar.
Si quien lee esto, ha seguido habitualmente el blog, sabrá que a raiz de empezar a leer el libro de Naomi Aldort empecé un camino que me ha llevado a tener que hacer mucha autocrítica para poder seguir adelante. Y porque puedo hablar por mi propia experiencia me veo obligada a seguir escribiendo y dando la tabarra con lo fundamental que es este cambio.
Cuando tuve a Pablo yo tenía 26 años. Era una mujer joven, enamorada, madre inexperta e ignorante de las verdaderas necesidades de los niños y con una mochila personal de bloqueos emocionales que todavía no he acabado de vaciar. Yo no era mala persona...hoy he buscado fotos de aquella época y se me ve feliz, abrazo a Pablo, el sonríe, juega, baila...también parece un niño feliz.
¿Por qué hago esto que en términos cinematográficos se llamaría flash-back?
Porque lo que salió a la luz ese día de terapia me habría hundido de no ser porque ya había iniciado este camino en el que la autocrítica es imprescindible....pero no para entonar "mea culpas" etc, etc...no,no...para, si hace falta, de un día para otro, sacar la fuerza y decir...que sí! La he cagado. Pero ya no más!
Vanessa, la mujer de mi ex-marido, me contó un poco (y fue suficiente) de lo que sucedió en la sesión. Para no hacer el cuento largo os explico que salieron dos bloqueos importantes...al año y medio y a los 7 años. A esas edades el niño se sintió abandonado. Me veia entrar y salir. si hago memoria reconozco que aunque el abandono no era fisico, es probable que fuera emocional. Estaba...pero no estaba. Yo misma enfrentaba retos y no fui consciente que el niño no se sentia atendido.
¿Puedo cambiarlo? No
¿Puede la kinesiología reducir o hacer desaparecer esas sensaciones grabadas en su subconsciente? No lo se tampoco.
¿Qué espero de este proceso? Que mi hijo sea mas feliz.
Pero esa es mi responsabilidad (no la de la kinesióloga) y la de toda persona que traiga hijos al mundo. Porque si uno no está bien, será muy difícil que crie un hijo feliz. Y porque parezcan felices, rian y bailen, no quiere decir que lo estemos haciendo bien.
Y una última pregunta que me hago:
¿Por qué nos esforzamos tanto en que nos quiera el objeto de nuestro amor y a la vez damos por sentado el amor que nos tienen nuestro hijos (y el que les damos)?
No sobra pasar por la I.T.V la atención que les dedicamos, no vaya a ser que le hayamos estado echando gasoil en lugar de gasolina...
Por experiencia...
Salud y alegría (se ve que la vista y el banco han hecho su efecto) Aa