Ahora vuelven a colaborar en 'Kingsman: Servicio Secreto' todo un homenaje a aquellos films de espías tan populares en los 70 como "F de Flint" o las películas de Harry Palmer.
¿De qué va?
Kingsman es una organización de espías ultra secreta que se encarga de velar por la paz mundial. Cuando uno de sus integrantes muere en acto de servicio, los otros miembros deben buscar un candidato para entrar en el grupo. Así es como Harry Hart (Colin Firth) recluta a Eggsy (Taron Egerton), un chico de la calle poco refinado pero muy prometedor e hijo de un ex-miembro de Kingsman, para uno de sus programas de entremiento. Justo en el momento en el que Richmond Valentine (Samuel L. Jackson) un millonario genio de la tecnología pone en peligro la seguridad mundial.
La crítica
La idea de 'Kingsman: Servicio Secreto' surgió de una conversa entre Vaughn y Millar en la que empezaron a intercambiar ideas sobre las modernas sagas cinematográficas de espías. Ambos pensaban que todas se habían vuelto demasiado serias y la idea principal fue la de desmitificarlas y darles un nuevo enfoque más cercano al cine de espías de los 70. De esas conversaciones surgió 'The Secret Service', novela gráfica con guión de Millar y dibujos de Dave Gibbons que ha servido de gérmen para 'Kingsman: Servicio Secreto'.
Sin querer despreciar lo que sagas como las de James Bond o Jason Bourne han conseguido los últimos años, 'Kingsman: Servicio Secreto' supone un soplo de aire fresco al género, una auténtica explosión visual que gracias a su humor gamberro consigue que hasta el más flemático de los espectadores sea capaz de disfrutar del espectáculo que nos brinda Vaughn.
Es obvio que la referencia principal de 'Kingsman: Servicio Secreto' son las películas de James Bond, algo que el propio director reconoce sin problemas afirmando que los films de 007 son una especie de piedra de Rosetta dentro del género de espías, pero eso no le quita méritos a la película, más bien todo lo contrario. Esa es la clave del film. El espectador que no consiga conectar rápidamente con su tono paródico considerará que los responsables de la película están haciendo burla del estilo Bond cuando en realidad están rindiéndole un claro y sentido homenaje
Al igual que en muchas de las aventuras de James Bond, el argumento no es nada del otro mundo pero la realización de Vaughn hacen de las dos horas del film un divertimento constante.
Uno nunca hubiera imaginado a Colin Firth como protagonista de una película de acción y sin embargo cumple a la perfección. Su Harry "Galahad" Hart, que entra ya por méritos propios a engrosar la lista de espías cinematográficos más emblemáticos, es una versión mucho más estirada y antipática de James Bond, aunque mucho más cercana. Quizás menos expeditivo y espectacular que 007 pero igual de efectivo y letal, y además siempre dispuesto a enseñar a su pupilo los secretos de la agencia.
El rol de aprendiz de agente secreto lo interpreta Taron Egerton, cuyo papel de joven humilde sin futuro sirve para que los responsables del film hagan una dura crítica al desamparo que sufre gran parte de la juventud (británica en este caso, pero aplicable prácticamente a cualquier otro país). Egerton está mucho mejor cuando interpreta al joven rebelde y sin ningún apego por su vida que vemos al principio del film, que no cuando se convierte en un sofisticado agente secreto, estando en algunos momentos dubitativo con su interpretación, algo que finalmente controla cuando consigue equilibrarse dándole a su papel la cantidad justa de sofisticación y macarrismo, convirtiéndose en una versión 2.0 del personaje de Colin Firth.
Pero una película de espías no es nada si no tiene un villano a la altura, y en ese aspecto 'Kingsman: Servicio Secreto' tiene la gran suerte de contar con un inmenso Samuel L. Jackson. Divertidísimo en su papel de megalomaníaco filántropo y gurú de las nuevas tecnologías con unas ideas demasiado radicales en cuanto a ecología se refiere, y al que el actor dota de un plus cómico extra añadiendo un ceceo a su forma de hablar realmente divertido. Que por cierto está excelentemente doblado como siempre por Miguel Angel Jenner, voz habitual (ya casi diríamos que oficial) de Jackson en castellano.
Tenemos al héroe, al aprendiz de héroe y al villano pero como toda buena película de espías que se precie todavía nos faltan el jefe del héroe, el técnico en armas y gadgets, la chica de turno y el secuaz del villano. En el primer de los casos tenemos a Michael Caine como Arthur, el jefe de Kingsman, interpretando su rol de manera algo aburrida (tal vez recordando que en los 70 él fue todo un espía como Harry Palmer y ahora ha sido relegado a un papel secundario).
Kingsman también cuenta con su Q particular, Merlin, interpretado por Mark Strong, un actor al que estamos más acostumbrado a ver en papeles de malvado, y que en este caso caso es algo más que el simple encargado de toda la gama de artilugios con los que los Kingsman trabajan.
También tenemos a Sophie Cookson en el papel de Roxy, rival de Eggsy en la carrera por entrar a formar parte de Kingsman. A primera vista podríamos pensar que su papel es el de chica guapa que acaba enamorando al protagonista pero nada más lejos de la realidad ya que Roxy es una aspirante dura y preparada como el que más para ser agente secreto y que acabará formando buen equipo con Eggsy.
Y finalmente Gazelle, la ayudante de Richmond Valentine, que se sirve de sus piernas protésicas en forma de cuchilla para ser la más letal de todos los adversarios a los que se deben enfrentar los protagonistas y a la que da vida Sophie Boutella, antigua bailarina que aprovecha el dominio de su cuerpo para interpretar con absoluta solvencia su papel.
Sin duda, el mayor acierto de la película lo encontramos en la dirección firme y el gran sentido del ritmo que demuestra Vaughn, capaz de otorgarle un estilo moderno al film. Pero además, el director británico no se corta un pelo a la hora de mostrarnos según qué escenas con todo lujo de detalles. Un primer aviso lo podemos encontrar en la escena del pub, en el que Colin Firth se deshace de un grupo de matones de manera brillante, con una coreografía espectacular y un montaje en el que no escatima ningún detalle (ese diente saltando de la boca de uno de los personajes a cámara lenta).
Esa escena nos prepara para uno de los momentos más brutales que hemos podido ver en una película en los últimos años. Nos referimos a la escena de la iglesia, donde la canción 'Freebird' de Lynyrd Skynryd acompaña de manera espectacular una orgía de sangre, muerte y destrucción como nunca habíamos visto.
El gran mérito que tiene 'Kingsman: Servicio Secreto' es el de tomar prestado el arquetipo de películas de James Bond y elevarlo al cuadrado dotándolo de grandes dosis de humor y desvergüenza absoluta, sin dejar dejar de sorprender al espectador y sobretodo sin aburrirle en ningun momento.
Visto el resultado final, sólo nos queda esperar y desear que Vaughn y Millar vuelvan a trabajar juntos.
Información de más
- Según informó el periódico 'The Sun', Leonardo DiCaprio estuvo en conversaciones para interpretar el papel de Richmond Valentine.
- El papel de Gazelle originariamente iba a ser igual que en el cómic, con un actor masculino, e iba a ser ofrecido al atleta Oscar Pistorius.
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