Vuelve , vuelve el rock. Y lo hace reivindicando lo que es suyo, marcando distancias con todo lo que no son y sabiendo lo que pueden llegar a ser. 'No somos tu puta banda de pop' es su nuevo disco, energético y energizante, a vida o muerte, como siempre, pues de otra manera para ellos no tendría sentido. Sobre el momento actual de la banda madrileña hablamos con Alex (voz), Edu (guitarra), Fabio (bajo) y Deivhook (batería).
Aquí estamos, de vuelta. Con nuevo disco, conciertos y muchos planes. ¿Qué tal estamos?
DEIVHOOK: Aquí estamos. Es un momento muy importante para nosotros por lo que simboliza este disco. Nos hemos reinventado como banda, como amigos, como hermanos. Hemos hecho un disco que nos ha ayudado a ello, hemos pasado una de las etapas más difíciles como banda y nos ha hecho más fuertes, como la famosa frase. Estoy orgulloso como miembro de esta banda porque después de ocho años sin parar han venido las vacas flacas y las hemos superado. Y no por la pandemia exclusivamente, pero ver que lo hemos superado es un orgullo de los cuatro. Por eso este disco es muy bonito, porque volvemos a esa bola de nieve, estamos ya en nuestra gira y para bien o para mal somos los obreros del rock. Volvemos con nuestros principios, que son el sudor y el rock.
Qué bien esto que contáis. Vuelve KITAI, vuelve el rock. ¿Qué tiene de malo ser una puta banda de pop? Jaja.
FABIO: Nada, no es que tenga nada de malo, jaja. El título y la frase no va con connotaciones negativas hacia el pop. Solo es que ves el panorama actual y ves que lo predominante es el pop, llámalo trap, música urbana o la popular. En esas reaparecemos nosotros con este tono de rabia nos sale de decir lo que no somos. No somos un producto efímero de los que salen ahora de la nada. Nosotros no somos eso, nosotros somos una banda que llevamos diez años sin parar de currar y es algo por lo que nosotros nos podemos poner medallas a nosotros mismos. Por otras cosas no, pero si algo hemos hecho durante estos años es currar para hacer la mejor música que hemos podido hacer.
Reivindicarse como una banda de rock en este momento tiene sus bemoles. Desde que vosotros mismos empezasteis, ha cambiado mucho el panorama, pareciera que los grupos de guitarras duras cada vez importan menos a los más jóvenes. A ver, es que cuando yo era chaval sonaba grunge en todas partes, madre mía, es como si hubiera sido aquello una ensoñación escuchando lo que se escucha ahora mayoritariamente.
EDU: Vaya tiempos aquellos, jaja. Por nuestra parte, lo que no ha cambiado son las ganas y la ilusión que tenemos de estar ahí, de querer hacer que los chavales vuelvan a ilusionarse otra vez con los grupos de rock. Que vean a cuatro chicos que están trabajando sin parar por su sueño, que para nosotros es la música, pero cada cual tiene el suyo propio. Esa ilusión es lo que no hay perder por muchos años que pasen porque está por encima de las modas. Creo que las modas vienen y se van, pero hay grupos que no pasan a la historia como por ejemplo puede ser Quevedo. Ha bandas que son otra cosa, y nosotros queremos aspirar a ese otro tipo de vigencia.
Una carrera larga, claro, que es lo más complicado. En un momento dado, mucha gente puede tener un pelotazo, pero lo duro es mantenerse a lo largo del tiempo.
Para perdurar hay que trabajar y seguir sacando discos como este, 'No somos tu puta banda de pop'. ¿Qué tenemos entre manos?
ALEX: Pues tenemos un plástico, como dice Mariskal, jaja, con once canciones y con el que sí sentimos que ha habido un desarrollo importante en toda la parte de letras y melodías. Hay un avance en ese sentido que se nota. Es un disco de rock pero bastante melódico. Sí es verdad que hay dos o tres canciones de rock, hay alguna punkarrada también, pero el resto de los temas del disco son muy melódicos. El disco tiene mucha riqueza melódica y cuando una canción tiene eso siempre la llevo al pop, porque es lo que al final engancha a la gente, las melodías. Hay en ese sentido algunas canciones que destacan por ello.
Ya desde que fuisteis adelantando singles se notaba que era un disco de lo más variado.
ALEX: Sí. Hicimos un timeline de lanzamiento de canciones y hemos intentado ser lo más heterogéneos en cuanto a los lanzamientos. Que la gente pudiera ir escuchando cosas distintas, aunque unidas por un mismo discurso. 'Lidia Bosch', 'A bocajarro', 'Todo me da igual', 'Borracho de amor', 'Hay un sueño' y 'Cometa Halley'. Todo muy diferente. Y la aparición de Deivhook cantando le da mucha magia al disco, despierta más ilusión.
Este disco tiene en muchas partes algo de volver a nuestros orígenes. Simplemente con eso de volver a una guitarra, bajo y batería prácticamente desnudos en muchas partes, que en los anteriores discos habíamos utilizado más sintes y más capas. En este disco hablamos con los productores para volver a un estilo mucho más crudo, recuerdo que pusimos de ejemplo el primer disco de Arctic Monkeys cuando no tenían nada. Dos efectos en la guitarra y a correr. Intentamos un poco emular eso. Está todo enfocado en volver a los orígenes y recuperar esa ilusión.
FABIO: Si te pones a mirar estrictamente las canciones, todas son pop, en el sentido de que todas tienen estructura de estrofa, estribillo, estrofa, estribillo, parte C, estribillo y se acaba. Estructura de hit (jaja).
DEIVHOOK: Y hay un sentimiento, que ha surgido de manera natural durante el proceso de composición, que es un poco las ganas de poner las cartas encima de la mesa. De repente ahora, no lo decimos como algo negativo, todos los traperos están metiendo banda y, oye, nosotros hemos sido eso y somos eso desde hace diez años. Hay una intención de poner los puntos sobre las íes y reivindicar lo que somos con el ánimo de necesitar gritárselo al mundo. Oye, que eso de coger una guitarra cuando tenías catorce años, irte al local y ponerte a ensayar puede volver, aunque ahora los chavales se van al parque a rapear. Sí que nosotros nos sentimos un poco responsables de que esto siga y lo hemos querido reflejar. Es verdad que es un disco en ese sentido de una necesidad que nos ha salido de forma inconsciente de gritar lo que somos de forma más o menos gamberra. El título lleva a esa contradicción, a estos tíos que les pasa con el pop. Nada, coño, nada, nosotros queremos decir lo que somos, que somos unos putos obreros del rock. Queremos gritarlo al mundo.
EDU: El disco tiene también un mensaje positivo en el fondo. Nosotros veníamos de trabajos más oscuros, pero ofrecer un rayo de luz es digno de remarcar.
¿Cómo de difícil es hacerse escuchar en 2022 para una banda como KITAI?
DEIVHOOK: Para nosotros las reglas del juego son las mismas. El puto sudor del esfuerzo en el local, tener las canciones y girar. Luego es verdad que ahora ya no es la radio, ahora es el streaming, pero al fin y al cabo todo se resume en lo mismo, en la ilusión que te hace estar incluso detrás de tu propio mánager. No es cuestión de tener una multinacional detrás, es cuestión de la llama interna que tiene cada artista y que le hace pelear a muerte las cosas porque te va la puta vida en ello y la vocación va mucho más allá. No han cambiado las reglas, sino lo que está alrededor de la industria y los gustos de la gente, pero luego viene a ser lo mismo. Creemos en esos valores que vamos a seguir sembrando y cosechando. En ese sentido sí que creemos que tenemos algo de lo que nos enorgullecemos y es que nos encanta currar. Somos unos obreros del rock, de verdad. estamos luchando Spotify, estamos luchando los tickets de los conciertos y es algo que nos encanta.
Habéis dejado grabado lo que sois y se lo habéis gritado al mundo. Ahora tenéis que seguir gritándoselo a la cara concierto a concierto, que es donde vosotros os manejáis como pocos.
FABIO: Nosotros hacemos música porque nos gusta, pero también nos gusta subirnos a un escenario y que la gente lo flipe tanto como cuando nosotros vamos a un concierto como público. Que la gente lo flipe y se le pongan los pelos de punta también nos motiva a nosotros para seguir haciendo música. Es como un sueño que la gente flipe con nosotros y le guste KITAI.
¿Cuáles son los planes a partir de ahora? Supongo que tocar y tocar hasta el infinito y más allá.
Sí, hemos empezado con la gira ecosostenible por pequeñas salas. Nos quedan tres fechas en Valladolid (2 de diciembre), Toro (9 de diciembre) y Ponferrada (10 de diciembre).
Los planes de futuro de KITAI, aparte de esta nueva gira, son visitar México todo el mes de febrero a hacer conciertos y cositas especiales. Y el 23 de marzo de 2023 tocamos en la Sala La Paqui -antigua But- para presentar el disco en Madrid. Ese será el pistoletazo de salida a la segunda parte de la gira para el próximo año.
EDU: Tenemos muchas ganas de ir a México, estamos deseando la experiencia. Tenemos muchas ganas de abrir camino y vamos muy expectantes.
FABIO: Sabemos que hay fans de KITAI en México porque nos escribe gente desde allí. Viendo los números de las plataformas, si no me equivoco la primera ciudad donde más nos escuchan es Madrid y luego la tercera o la cuarta es Ciudad de México. Así que vamos para allá a ver qué pasa.
EDU: El presente de KITAI es salir a morir o no salir, jaja.
TODOS: ¡Sí! Jajaja.
DEIVHOOK: Volvemos en el mejor momento para el rock, aunque parezca que está muerto. Vemos un atisbo en todos los traperos que están formando bandas analógicas, lo olemos los cuatro. Creo que es muy buen momento, de verdad. 2023 tiene un pintón que te cagas para nosotros.