Lugar: Sala Siroco. Madrid
Fecha: 15 enero 2014
Asistencia: 100 personas
Artistas Invitados: Kitai + SCR
Precio: 5 euros
Músicos Kitai: Alexandrevich Mel Jr (voz y guitarra), Fabio Yanes (bajista), Edu Venturo (guitarras) y Deivhook (batería)
Músicos SCR: Eduardo Molina (voz y guitarra), José Alberto Solís (bajo) y Ekain Elorza (batería)
Setlist Kitai: El Lamento, Booom!, Superior, Luz Artificial, H2O, Kitai, Jam Bajo/Batería, Labios de Papel, Chikinouva, Melodrama
Setlist SCR: El Dinero, Cinco Cuerdas, Sal A La Calle, La Vieja, Nitro (impro, Dick Dale), Algo Pasa Aquí, Hipnosis, The Eye, Arma
Kitai vs SCR: combate salvaje en el Mostaza Club
Se acerca uno a Siroco caminando por las calles de Conde Duque escuchando a rabo a Los Chikos del Maíz ('Los Hijos de Ivan Drago', concretamente), sin saber que su destino se cruzará esa misma noche con un más que digno continuador del linaje soviético más psicópata y pendenciero.
Hablamos de Alexandrevich Mel Jr, versión aún más demente de Ian Curtis y noqueador cantante de Kitai, joven cuarteto madrileño absolutamente inapelable que acaba de publicar un EP titulado 'Origen', seguramente en homenaje a ese 'Origin of Symmetry' de sus evidentemente adorados Muse.
Kitai son los dueños de su propio club, el Mostaza, en el que tocan un miércoles al mes en la Sala Siroco, y al que invitan en cada ocasión a una banda para zurrarse de lo lindo, figurada y literalmente, en una velada de combate a dos asaltos sonoros de la que solo puede salir uno con vida.
Porque Kitai no hace prisioneros y experimenta una morbosa satisfacción al firmar certificados de defunción. Ni súplicas piadosas ni medias tintas, en una actitud a vida o muerte ejemplificada a la perfección en su bajista Fabio, que aporrea su instrumento con la fiereza con que Tony Soprano aparta de su camino a los miembros de las familias rivales.
El cuarteto provoca una tormenta sónica de tal calibre que las botellas de cerveza tiemblan como si fueran mandos de la PS4. Y el concierto se sucede con canciones enrevesadas, repletas de matices, cambios de ritmo y todo tipo de complejidades estructurales que recuerdan a los ya mencionados Muse, pero también a Vetusta Morla, Rage Against the Machine o Red Hot Chili Peppers.
Precisamente a estos últimos recuerda poderosamente una jam de bajo y batería que ríete tu de las que hacen las guindillas picantes californianas, en esta ocasión jugueteando incluso con las melodías de videojuegos como el Mario Bros y el Tetris, así como con el 'Eye of the Tiger' de Survivor. Ya sabes, banda sonora de 'Rocky IV', la de Ivan Drago, otra vez cobra sentido todo de modo asombroso.
De los temas de Kitai, ardientes y avasalladores todos ellos, ejecutados con insolente solvencia y pericia técnica, cabría destacar 'H2O' y 'Melodrama' por estar mejor terminados y contar con estribillos más asequibles. Pero a grandes rasgos la concurrencia coincide en que estamos ante una de las bandas de indudable proyección que no debe dejarse dominar por el hedonismo, pues incluso tienen margen de mejora. Apuntad su nombre.
Lo mejor de la velada es que tras la descarga de Kitai, en la esquina opuesta del ring estaban esperando su turno SCR, un supertrío integrado por Eduardo Molina (Jack White IV) a la voz y guitarra (Pepper & The Stringalings), José Alberto Solís al bajo (Última Experiencia) y Ekain Elorza a los tambores de guerra (Dinero). El de ayer fue su debut en directo como colectividad y la sensación fue claramente positiva.
Ya lo avisan desde su propio nombre, SCR (sota, caballo y rey), lo suyo es salir e incendiar el escenario con el volumen al 12. De hecho, desde el escenario lanzaron tapones para los oídos antes de arrancar una actuación excitante, electrizante y sodomizante, plagada de rock clasicote, de ese setentero que nunca falla, aderezado con riffs pesados casi stoner. Muchas referencias vienen a la cabeza, por tanto, aunque el Jack White más desmelenado es la más evidente. Sobran más explicaciones, por tanto.
Ruidistas deconstructivos que no pierden el tiempo dando rodeos y que por momentos suenan un Led Zeppelin despegando con la caldera en brutal combustión. El público se dejó engatusar con facilidad y terminó sudando la gota gorda apiñándose contra el escenario, otorgando de esta primitiva manera su beneplácito a una propuesta que necesariamente debe continuar, por el bien de todos nosotros, que nos lo merecemos (de momento esperamos ese primer álbum que está en camino).
Esta mezcla de miembros de bandas madrileñas propició que el bis de la noche lo pusiera una jam session en la que se escuchó de todo, incluyendo alguna canción inédita de Dinero interpretada por su vocalista Sean junto a Ekain en los tambores, aunque con un bajista de reemplazo. Un buen epílogo para una velada que aún se extendió hasta bien entrada la madrugada y que sembró un buen puñado de semillitas de esperanza entre los parroquianos.
Ah, y con empate técnico entre los hijos de Ivan Drago y la estirpe de Jack White. Pero esto no puede quedar así, nuestro corazón guerrero no lo permite, de manera que ya estamos ilusionándonos con la sangrante revancha. Esta saga no ha hecho más que comenzar.