Revista Cultura y Ocio

‘KL. Historia de los campos de concentración nazis’

Publicado el 02 diciembre 2015 por Joaquín Armada @Hipoenlacuerda

Helga's drawing of youngsters being transported by Nazi guards

En el futuro, creo, cuando se use el término campo de concentración, pensaremos en la Alemania de Hitler, y solo en la Alemania de Hitler”, anotó Victor Klemperer en sus diarios en  el otoño de 1933. Si la cita le parece obvia, fíjese en la fecha. Klemperer – cuya obra es esencial para conocer el nazismo – escribe mucho antes de que se creen Buchenwald (mayo, 1937), Mauthausen (agosto de 1938), Auschwitz (junio, 1940) y los tres campos de exterminio (Belzec, Sobibor y Treblinka) que los nazis levantan en 1942 y desmontan un año más tarde, cual factorías de muerte pop up.

Hitler nunca los visitó, pero fueron la gran encarnación del nazismo. Como conocemos el final de la historia, sorprende descubrir la fragilidad inicial del sistema de ‘Konzentrationslager’ (KL), la valentía de fiscales y jueces que encarcelaron a algunos SS por las primeras muertes de prisioneros, la liberación de miles de estos, en definitiva, el inicio torpe y vacilante de esta historia de terror. Nikolaus Wachsmann lo narra con maestría en los primeros capítulos de KL: historia de los campos de concentración nazis’, una obra abrumadora que tardará años en ser superada.

Karl Hoecker Album Laughing Auschwitz Mengele Höss

Wachsmann elige un enfoque cronológico para demostrar el “rasgo central” del KL: su “condición dinámica”. Cambiaba el Reich, mutaban los campos. La involución comienza en Dachau – el primer KL, inaugurado el 22 de marzo de 1933 – y culmina en Auschwitz, el campo más  famoso en el imaginario colectivo y, sin embargo, un modelo imposible. Monstruo gigantesco y demediado – mitad campo de esclavos, mitad campo de exterminio -, Auschwitz fue un gigante único en una red de terror formada por 27 KL principales y 1.100 auxiliares. Todos tenían la misma finalidad: “crear una comunidad nacional uniforme tras haber erradicado a los marginados sociales, raciales y políticos”.

Solo en 1933, 200.000 alemanes acabaron en “custodia protectora. Iniciada la IIGM, las víctimas llegaron desde los países conquistados. Wachsmann rescata las voces de decenas de presos torturados por sus ideas, su tendencia sexual, su etnia… y combina sus relatos con la visión de los verdugos. Pese al imaginario colectivo,  los judíos no supusieron más que el 30% de la población reclusa, tal vez, afirma Wachsmann. La mayoría de los 6 millones de judíos asesinados en la IIGM no murieron en los KL. No es el único tópico que rompe en esta obra sobresaliente, repleta de datos y cifras esenciales.

Auschwitz 30

KL’ podía haber sido un manual de consulta obligada y lectura imposible, pero es un relato apasionante, un descenso a los infiernos que muestra cómo un país civilizado y culto creó cárceles gigantescas para torturar a los que sentían diferentes e inferiores. Al “normalizar la violencia extrema, la tortura y el asesinato”, los KL trazaron el camino a la destrucción industrial de millones de personas. Es nuestra peor herencia, un relato aterrador que todos los padres deberán contar algún día a sus hijos. Wachsmann ha escrito un libro fundamental para hacerlo.

‘KL. Historia de los campos de concentración nazis’. Nikolaus Wachsmann. Crítica. Barcelona, 2015. 1.136 páginas, 38,90 euros.

Pd.: En este enlace podéis leer el primer capítulo.


‘KL. Historia de los campos de concentración nazis’

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