Valga esta a anécdota, posiblemente intrascendente, para poner en su contexto la obra de Schulze, músico sin ningún tipo de filtro o control de calidad a la hora de publicar casi cualquier cosa que haya tocado en las últimas décadas lo que tiene dos consecuencias importantes de cara al aficionado: por un lado, es difícil que quede alguna joya inédita con lo que cualquiera puede disfrutar de lo mejor de su autor si se lo propone; por otro, la cantidad de material prescindible a la que tiene que enfrentarse el aficionado para extraer lo mejor de la obra del músico alemán nos recuerda mucho al proverbial pajar en el que se perdió la aguja.
Parece existir ya consenso a la hora de afirmar que “Picture Music” fue el cuarto disco publicado por Schulze con la fecha de aparición en enero de 1975, unos meses antes de “Timewind”. El manager del músico lo sitúa ahí en lugar de en algún momento anterior a “Blackdance” (el tercer disco) por la presencia del sintetizador EMS VCS3 que el músico no adquirió hasta la segunda mitad de 1974 con lo que no pudo grabarse antes de aquel. En cualquier otro género musical, este tipo de discusiones carecerían de importancia pero cuando hablamos de música electrónica, un género tan marcado por la evolución de la tecnología, situar un disco en un momento u otro con meses de diferencia entre ambos puede colocarlo como un trabajo innovador y rupturista o, por el contrario, en un disco más dentro del estilo.
Centrándonos ya en “Picture Music”, nos encontramos a un Schulze que acaba de hacerse con el citado EMS VCS3 que se une a sus sintetizadores ARP y al órgano Farfisa. El VCS3 es uno de los instrumentos más míticos en la historia de la música electrónica y buena parte de los sonidos más característicos de discos de la época de Jean Michel Jarre, Pink Floyd o Brian Eno procedían de dicho aparato. Al margen de esa novedad el disco sigue el esquema clásico con dos largos cortes, uno por cada cara del vinilo.
El clásico EMS VCS3
“Totem” – La primera cara del disco contiene alguna de la música más fascinante que nunca ha grabado Schulze, con un ritmo burbujeante continuo desde los primeros instantes que constituye la base de toda la pieza con sutiles variaciones que se suceden hasta el final. A partir de ahí, escuchamos un fondo perenne de notas tenues que acompañan a los líquidos sonidos electrónicos del músico que, mientras tanto, improvisa una serie de melodías no demasiado conexas entre sí pero que consiguen crear una atmósfera absolutamente sublime. Podemos dudar de la capacidad de Schulze como melodista, demasiado plano en la mayor parte de sus discos pero a la hora de dibujar ambientes y componer texturas, especialmente en estos primeros años, era un maestro. La segunda parte de la pieza nos muestra la importancia del VCS3 en el nuevo sonido del músico ocupando el espacio central de la misma con un sonido potente que sirve para cohesionar el resto de elementos. Las secuencias electrónicas mezclándose continuamente dibujan el panorama hacia el que se dirigirá la obra del músico alemán en los años siguientes con gran nitidez. Junto al poderoso Schulze secuencial de “Timewind” o “Moondawn” y al delicioso alquimista de “Crystal Lake”, una de las dos caras de “Mirage”, lo que escuchamos en este “Totem” se contaría entre las múltiples “agujas” (siguiendo con el símil anteriormente establecido) del gran pajar de su discografía.
“Mental Door” – Habitualmente, y esta no es una excepción, cada una de las caras de los discos de Schulze en los setenta era muy diferente a la otra. Los primeros minutos son de un cierto estatismo a base de densos fondos electrónicos salpicados de cuando en cuando de algún efecto sonoro perdido. Cuando aparece un áspero “lead” de sintetizador dibujando una escueta melodía que se convierte en secuencia, la composición cambia por completo y nos encontramos al Schulze que aún mantiene un cierto espíritu rockero. Es entonces cuando toma las baquetas con las que debutó en el primer disco de Tangerine Dream y comienza a tocar la batería en un tema que junta por unos minutos el “krautrock” con el más popular en aquel entonces rock progresivo. Schulze no es Rick Wakeman ni por asomo y por ello, su música carece del virtuosismo y, ¿por qué no decirlo? de la verborrea del mítico teclista de Yes pero en su contexto funciona bien.
Aunque rara vez se cita como uno de los mejores discos de su autor, "Picture Music" está entre nuestros favoritos y marca el comienzo de la etapa más brillante de la obra de Schulze. Imprescindible para cualquier amante de la música de la Escuela de Berlín y, por extensión, de la música electrónica.
El grueso de la discografía de Schulze fue reeditado hace unos años y todos los discos venían repletos de música adicional hasta casi desbordar la capacidad física del CD. Por ello es muy probable que el comprador de “Picture Music” hoy en día encuentre un largo corte más que los que hoy hemos comentado aquí. Con contadas excepciones, siempre tratamos de optar por las ediciones originales de los discos a la hora de comentarlos por respeto al formato con el que aparecieron en su momento. En el caso de “Picture Music”, además, el trabajo ha tenido multitud de portadas diferentes en sus diversas ediciones. La que ilustra nuestra entrada es la misma que el propio Schulze utiliza en su página oficial, muy diferente por su parte de la que podéis encontrar en las tiendas físicas o en los enlaces al disco como los siguientes:
amazon.com
tipo.es
Nos despedimos con una grabación en directo de Schulze de 1977, algo posterior, por tanto, al disco de hoy pero de gran interés: