probablemente no será recordado como el mejor debut en una videoconsola (fue uno de los títulos de lanzamiento de Playstation 4), pero, si no se explota esta IP con secuelas o precuelas, es probable que se le condene al siempre reconfortante cajón de los videojuegos, no tanto de culto como de coleccionismo. El tiempo lo dirá...
Lo que había oído o leído de Knack echaba para atrás, sin duda (no representa gráficamente la nueva generación, infantil, aburrido, fácil, lineal, nintendero [!]), pero qué mejor remedio contra el prejuicio que probar tú mismo el objeto de debate en cuestión. Y al jugarlo y terminarlo, uno se da cuenta de que la realidad de Knack dista mucho del zurullo interactivo que nos habían querido vender. No os voy a engañar, el juego no es una obra maestra, pero su presencia en PS4 es prácticamente igual (al menos esas son las sensaciones que yo he tenido) a la del primer Crash Bandicoot en Playstation. Como en Crash Bandicoot, en Knack también se percibió la intención de crear una mascota -ese icono tan olvidado que Mario y Sonic pusieron de moda- para la nueva consola de Sony. Y en lo jugable ambos títulos guardan muchas similitudes.
Está claro que Knack, gráficamente, no es The Order: 1886 ni Ryse: Son of Rome, pero decir que es de la anterior generación es ser un casual o tener poco ojo analítico. Como poco es de Wii U. Las texturas están pulidas, no hay rastro de clipping o popping y las animaciones no pueden ser más suaves. Eso sin olvidarnos del excelente trabajo en la recreación de las partículas. Pero no nos quedemos en eso, por favor, que es de muy pobre argumentario.
El doblaje de Knack es perfecto, a la altura de un Metal Gear Solid, y su guión, aunque posee momentos de flojedad y recurre al siempre exasperante Deus Ex Machina, está bien construido. Una narración atractiva que nos sumerge en un mundo, que sí, no es violento, pero para nada es infantil (cosa que tampoco debería de constituir óbice para juzgar su calidad). La historia da que pensar, sobre todo si uno se acuerda de tantas culturas indígenas que sucumbieron bajo la bota de Occidente, su civilización y su progreso.
Y en lo jugable, qué queréis que os diga, a mí Knack me ha divertido. ¿Es repetitivo? Sin duda. ¿Pasillos que lo envuelven todo? Sí, aunque no siempre (¿y la vista lineal que envolvía a Crash Bandicoot?). Pero su mezcla atípica de plataformas, beat 'em up y ligera investigación dan para despuntar sobre la mediocridad. A ello contribuye también una duración de unas 10 horas, y una dificultad muy ajustada (tal vez con una curva mal calibrada), en la que un solo toque puede hacer que Knack se rompa en mil pedazos. 10 horas que se alargan mucho más si nos proponemos rejugarlo para conseguir todos los objetos y joyas.
En fin, antes de dejaros influenciar por opiniones de expertos o de aquellos que se lo creen, jugad el juego por vosotros mismos. Yo he pasado agradables sesiones con Knack, y manejar al Knack gigante produce sensaciones particulares, muy particulares: te hace sentir poderoso.
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